“Ellos [por Unen] no tenían el menor interés en que nosotros nos quedáramos. Hay muchas maneras de decirlo. Una de ellas es el lugar en el que te ponen en las listas”, resume el legislador Rafael Gentili (44), en una apretada crónica de su portazo de la interna de Unen, que integran, en la Ciudad, Pino Solanas y Elisa Carrió.
De esta forma, el diputado porteño se convirtió en el segundo en abandonar Proyecto Sur, luego de Jorge Selser. Y ahora, junto con Gabriel Puricelli y Rubén Ruiz, acaba de lanzar Sumar I+D Identidad Democrática. Recientemente, también se subió al espacio Álvaro Guerrero, quien, de manera más silenciosa que Laura Alonso (también es cierto que tiene más bajo perfil) se pasó de las filas de la sociedad civil a la política. Hasta hace muy poco era director ejecutivo de ADC, una ONG que defiende derechos civiles.
“Éramos parte de una fuerza que generaba esperanzas, pero de Proyecto Sur no quedó nada. Ahora es otra cosa”, lanzó en la contra de Noticias Urbanas quien hasta hace días pertenecía al movimiento del cineasta. De la ruptura con el espacio de Solanas informó a través de una serie de tuits, en sintonía con la comunicación política de la época.
El bloque, que originalmente tenía ocho integrantes, en la actualidad quedó reducido a la mitad. Y en las comunas, la situación fue similar: 12 de los 15 juntistas se dieron de baja.
En 2009 Gentili fue electo legislador porteño integrando la boleta de Proyecto Sur. Su mandato actual termina a fin de año.
–¿Cuánto hay de cierto en las versiones que lo ubican en la vereda del kirchnerismo?
–Yo no soy un anti-K furioso, como muchos de mis excompañeros. Y no reniego de las buenas leyes del oficialismo que votaron mis compañeros en el Congreso. No me arrepiento de la estatización de YPF, la de las AFJP, la Ley de Medios o el Matrimonio Igualitario. Más aún, son iniciativas que volvería a votar. Pero eso no me pone cerca del kirchnerismo, aunque probablemente sí me fue distanciando de mis compañeros. No voy a desmentir ni a avalar versiones. Los hechos hablarán por mí.
–¿Y qué piensa hacer para las elecciones de octubre?
–Armaremos una boleta corta de legisladores, que podría estar encabezada, probablemente, por mí. Aún lo estamos conversando.
–¿Por qué se fue exactamente de Proyecto Sur?
–No nos fuimos; Proyecto Sur dejó de existir, y nadie nos invitó a sumarnos. No mostraron el más mínimo interés en que nos quedemos. Además, consideramos que es una fuerza que no tiene estrategia de futuro. No hay programa, ¿alguien sabe cuál es el programa que une a Unen?
–Pero, ¿quién tiene programa hoy? ¿Acaso el kirchnerismo lo tenía?
–El kirchnerismo tenía un proyecto, al menos. Pero Pino ha dicho varias veces que esta alianza [por Unen] termina el 28 de octubre. Entonces, por ganar un senador más perdieron a medio partido. Y no les importa. Igual, nosotros nos fuimos sin hacer escándalo y sin querer adjetivar las decisiones de Pino.
–¿No se debatió la decisión de incorporarse en una alianza más amplia?
–Sí se debatió, pero la mayoría no estuvo de acuerdo. Algunos se quedaron y otros nos fuimos. Pino privilegió el éxito electoral a la construcción de una fuerza que pueda ganar la Ciudad. Esa es nuestra prioridad.
Su hobby es armar rompecabezas. Está casado desde hace diez años, tiene dos hijos (de ocho y cinco) y uno de sus paseos predilectos es circular por la Ciudad escuchando música con su iPad, acondicionado como un walkman. Su cara, desde los afiches, puede verse en los pasillos del subte.
–¿Y por qué cosas se acercó al pinismo en su momento? ¿Qué lo enamoró?
–Me acerqué por cuatro ejes que comparto: los proyectos en torno a la vivienda; la posibilidad de la profundización democrática (democratizar la democracia y el impulso de la equidad y las comunas); el desarrollo de la red ferroviaria, que es la razón por la cual me metí en el tema del subte, y el medio ambiente. Muchos de esos proyectos se han convertido en políticas públicas, algo que me sigue comprometiendo.
–De todos modos, hoy la gente vota por personas y son los liderazgos los que ordenan las fuerzas políticas. Por ejemplo, se vota a Pino o a Lilita Carrió, pero casi nadie conoce qué proponen. ¿No es un poco el signo de esta época?
–Y así les va. Y así nos va. Con un rejunte no se puede gobernar la Ciudad, y ganar la Capital es un objetivo que nosotros supeditamos a lo nacional. Claro que la gente vota a personas que creen que pueden gestionar. A Macri lo votaron claramente como un gerente de empresas que, suponían, podía gobernar. También a De la Rúa o a Duhalde la gente los votó en forma personal. Pero no se puede hacer un rejunte como Unen 15 días antes de las elecciones, sobre todo cuando Pino siempre estuvo en contra –y lo dijo públicamente– del amontonamiento. ¿Cambió de idea en tan poco tiempo? No es una alianza sustentable.
–¿Y quién les dijo que no les interesaba que ustedes se quedaran en Unen?
–Ufff… Bueno, hay muchas maneras de decir las cosas. Una de ellas es el lugar en que quedás en la lista.
–Entonces, ¿fue un problema de lugares en la lista, nomás?
–Sí y no, por todo lo que te conté antes. Y aclaro que estamos de acuerdo en las alianzas amplias, pero no de cualquier manera.
El dirigente que plantó a Pino
• Tiene 44 años.
• Está casado hace diez.
• Tiene dos hijos, de ocho y cinco años.
• Es porteño, pero hincha de Gimnasia y Esgrima La Plata.
• En 1995 se recibió de abogado en la UBA.
• Es legislador de la CABA desde 2009.
• Fue uno de los fundadores del Centro de Investigaciones Sociales y Asesorías Legales Populares (Cisalp).
• Es vicepresidente del Laboratorio de Políticas Públicas (LPP).
• Fue abogado del Ente Nacional Regulador de la Electricidad (ENRE). Desde allí, inició su vida gremial en la CTA y ATE (fue delegado sindical).
• Escribió varios libros sobre temas jurídicos y de derechos humanos.
• Su hobby es armar rompecabezas.
• Su comida favorita: salmón rosado a la española.
• Su personaje histórico preferido es Oscar Alende.
• Es de Piscis.