Llegaron juntos a la plaza seca y tomaron asiento en la primera fila, también juntos. Bajo la atenta mirada y el oído de sus ocasionales acompañantes, Gerardo Werthein y Karina Milei llevaron a cabo el lunes, durante el acto conmemorativo del atentado a la embajada de Israel, un diálogo efusivo que para algunos fue simplemente un intercambio de ideas, mientras que para otros, una discusión abierta. Para los seguidores del canciller, sin embargo, debe interpretarse como una señal de que la relación “está mejor que nunca” y que Werthein se unió al Gobierno “por Javier y Karina Milei”. Así lo comunicó el canciller a sus más cercanos colaboradores.
“Karina y Gerardo son grandes amigos”, destacan desde el Palacio San Martín. Lo cierto es que este intercambio avivó los rumores sobre un posible enfrentamiento entre el canciller y “El Jefe”, quien ahora está profundamente involucrada en la preparación electoral para las legislativas, a pesar de las coincidencias generales que comparten en cuanto a la dirección de la política exterior, enfocada en la alianza con Estados Unidos e Israel.
Junto con la negación, desde el despacho principal del Palacio San Martín exponen con seguridad su plan de reformas, que incluye el “aggiornamiento” del Instituto del Servicio Exterior (Isen), lo que provocó la dimisión de su director; las jubilaciones del personal “conforme a la normativa vigente”, y la fusión o reducción de sedes diplomáticas en el extranjero, a pesar del descontento acumulado en un amplio sector del cuerpo diplomático.
La tardanza en la designación de embajadores comerciales ad honorem, iniciativa promovida en enero por Werthein con el respaldo inicial del presidente Javier Milei y supuestamente detenida desde la secretaría general de la Presidencia, se relaciona con las quejas que, desde la Casa Rosada, se expresan respecto al estilo del canciller, quien habitualmente toma decisiones respaldado por un grupo de funcionarios de confianza, en el mayor secreto.
Con confianza, cerca del canciller aseguran que “muy pronto” se publicará el primer decreto con la designación de un embajador comercial, mencionándose al ex-CEO de la Bolsa de Hong Kong y de JP Morgan, Nicolás Aguzin. “Esto se anunciará pronto. En toda administración hay quienes están satisfechos y otros que no”, responden, de manera escueta, fuentes de la Cancillería que atribuyen a “operaciones” los rumores sobre posibles desacuerdos.
Mientras varios funcionarios del Gobierno, algunos cercanos a la secretaria general de la Presidencia, expresan su descontento por la escasa difusión de las acciones diplomáticas, que incluyen varios meses sin un vocero oficial designado, amigos del canciller se apresuran a defenderlo. “Habla poco, pero siempre dice la verdad”, sostiene un leal al exembajador en Washington, quien, con el mismo fervor con el que desmiente tensiones con Karina Milei, asegura que, en los próximos días, se revelarán los nombres de los diplomáticos que ocuparán las posiciones aún vacantes en el organigrama oficial.
Luis María Kreckler, secretario de Relaciones Económicas Internacionales y prácticamente la mano derecha del canciller en los últimos meses, regresará pronto a Brasil, donde desempeña el cargo de cónsul en la estratégica San Pablo. Aunque se mantiene en secreto el nombre de su sucesor, Eduardo Bustamante continuará como vicecanciller, en lo que parece ser una “segunda oportunidad” para el funcionario, nombrado por Mondino y que tuvo participación indirecta en aquel voto en contra del embargo a Cuba en la ONU, que resultó en la caída de casi toda la cúpula de la Cancillería.
La decisión de suspender este año el ingreso de nuevos postulantes en el Instituto del Servicio Exterior de la Nación (ISEN), tomada hace algunas semanas por el Canciller, resultó en la renuncia del director del ISEN, el embajador Carlos Sersale di Cerisano. En una carta dirigida al canciller, defendió su gestión, rechazó haber violado las restricciones presupuestarias (la razón que presentó la Cancillería para la suspensión de nuevos ingresos) y manifestó sus diferencias de criterio con la actual administración de la diplomacia nacional.
La sospecha acerca de que la actual gestión busca “cerrar” el ISEN también ha sido desmentida por la dirección de la diplomacia nacional. “El ISEN es muy importante y debe continuar existiendo. Lo que hemos evaluado es que, en este momento, no se requieren más diplomáticos”, afirmó una fuente oficial, detallando que la racionalización de los gastos “es una prioridad”. Agregó: “Estamos realizando un trabajo eficiente, porque el dinero no es nuestro”.
Respecto a las jubilaciones -muchos diplomáticos han acelerado sus trámites, insatisfechos con la postura general de la Cancillería-, cerca de Werthein aseguran que están “cumpliendo con la ley” que estipula la jubilación a los 70 años para embajadores y a los 67 años para ministros de primera y segunda. “No discriminamos por edad; valoramos la capacidad y los volvemos a llamar si es necesario”, se defienden los funcionarios.
La posibilidad de fusionar embajadas y embajadores (ya se han concretado la de Uruguay y el Mercosur en Montevideo, así como la sede diplomática en Italia con la de la FAO, ambas en Roma) continuará en las próximas semanas con otros destinos. Además, en el ámbito de las designaciones, pronto se enviará al Senado el pliego del empresario Wenceslao Bunge, designado embajador en España, quien ya cuenta con el plácet del gobierno socialista de Pedro Sánchez.
Werthein también está preparando un nuevo viaje a Washington en los próximos días para mantener reuniones “de alto nivel” con funcionarios de la administración de Donald Trump. “El mundo no está tranquilo, pero la situación entre nosotros sí”, comenta el canciller a quienes le preguntan sobre posibles tensiones en los niveles más altos del poder.