A principio de año, el Ministerio de Ambiente y Espacio Público de la Ciudad firmó un convenio de padrinazgo con la Asociación Coreana en Argentina para devolverle al Rosedal del Parque Chacabuco su imagen inicial. La comunidad se instaló en la zona hace más de cincuenta años y las manos que la componen fueron las encargadas de las mejoras.
Este espacio verde, diseñado por Carlos Thays a principios del siglo XX, recobró parte de su belleza, perdida desde que la autopista 25 de Mayo lo atravesó. Ahora la postal del lugar se acerca más a su original, con 5.000 m2 de espacios verdes recuperados con la plantación de más de mil rosales con especies de trepadores, arbustivas, floribundas y de té.
El parque está en el sudoeste de la Ciudad y es un espacio de 22 hectáreas delimitado por la calle Emilio Mitre y las avenidas Eva Perón, Asamblea y Curapaligüe. Su trazado original, de 1903, incluía una gran arboleda, canchas de fútbol, un vivero y un tambo que vendía leche recién ordeñada.
En la década del 30, llegó a convertirse en uno de los paseos más lindos de la Ciudad. Entonces se instaló un Rosedal que tuvo más de tres mil variedades de rosas y rodeaba una fuente de 45 metros de largo. Los memoriosos la recuerdan como la “fuente de los sapitos”, porque estaba custodiada por sapos de bronce surtidores de agua. Con el tiempo, el Rosedal se fue deteriorando y cuando se hizo el trazado de la autopista 25 de Mayo la fuente desapareció. Así, los canteros florales que sobrevivieron terminaron enrejados y cerrados al público; olvidados y marchitos.
“La Comunidad Coreana Argentina es muy generosa con este aporte, una iniciativa que beneficia a todos los vecinos y que va a pasar a la posteridad como un gran gesto de convivencia”, expresó Eduardo Macchiavelli, ministro de Ambiente y Espacio Público porteño. Y agregó: “Esta intervención devolvió al antiguo rosedal su imagen y esplendor original”.