La directora de Aerolíneas Argentinas, Isela Costantini, renunció a su cargo que había asumido en enero de 2016 por “motivos personales”, de manera sorpresiva y sin mayores explicaciones. En rigor, la funcionaria debió dejar el cargo tras las continuas críticas internas del ministro Guillermo Dietrich y los laderos de Marcos Peña, Gustavo Lopetegui (ex LAN) y Mario Quintana.
Este mismo martes tuvo una reunión con sus empleados a propósito de realizar un brindis de fin de año, donde se mostró positiva respecto al 2017 y donde uno de ellos le expresó que había rumores de su denuncia, donde ella aseguró que no tenía ninguna intención de abandonar la empresa. En tanto, en los pasillos de aeroparque revuela el asombro y las versiones sobre los reales motivos de tamaña decisión.
Hace instantes se confirmó que su reemplazante será Mario Agustín Dell’Acqua, presidente de Intercargo, la empresa estatal que presta servicios en tierra a las aerolíneas, y ex CEO de Techint.
La exCEO de Generals Motors fue elegida para suceder a Mariano Recalde en el mando de la aerolínea de bandera, pero resulta que el cambio de Gobierno cambió también las reglas de juego a las que debió someterse la empresaria brasileña. Tampoco hay por el momento información oficial sobre quién la reemplazará.
A pesar de que el presidente Mauricio Macri le dejó las reglas claras desde el principio, es decir, llevar el tan criticado déficit de la compañía a cero para que entonces el Estado pudiera desentenderse de los millonarios subsidios puso la vara demasiado alta para Costantini.
En tan sólo un año, los fondos estatales destinados a AR se redujeron a más de la mitad, por lo que entonces la CEO se vio obligada a reducir rutas, frecuencias, servicios y hasta personal. Además, en principio redujo las comisiones a las agencias de viajes de 3 por ciento al 1 por ciento, dejando en jaque su rentabilidad. Finalmente, hace algunas semanas, AR decidió recortarlas por completo.
Sin fondos, sin éxito y en constante crecimiento de enemistades y desprestigio.
