Durante este sábado, se llevó a cabo la tercera movilización de #NiUnaMenos para exigir un límite en la violencia machista que mata una mujer cada 18 horas, que las oprime en todos sus ámbitos -laboral, judicial, político, deportivo, etc.- y que, como si de una paradoja se tratara, también las reprime.
Fue cerca de las 20:30 cuando un grupo de unos 50 efectivos policiales comenzó a disparar gas pimienta desde el interior de la Catedral Metropolitana contra un grupo de mujeres que pasaron cantando y algunas con el torso desnudo.
Según relató Alelí Acuña Barrenechea, una fotógrafa que asistió a la marcha, los efectivos policiales “empezaron a tirar tiros al aire sin que hubiera disturbios. Había chicas cantando, algunas en tetas. Y reprimieron con camiones hidrantes”. Además, agregó que le “tiraron gas pimienta a la cara”. “El tipo me tiró adentro de la nariz y dentro de la boca, un ardor inexplicable”.
¿Por qué? Un policía podría explicar que reprimió para calmar algún hecho de vandalismo grave o tal vez en propia defensa. Pero, al parecer, un grupo de chicas con el torso desnudo les representó un gran agravio.
De esto se trata la marcha #NiUnaMenos, de luchar contra ese tipo de violencia que se genera hacia la mujer sólo por su condición de mujer. Sin más explicación que esa.
La movilización había comenzado al mediodía en la zona del Congreso de la Nación, con talleres sobre violencia de género, y Tribunales para marchar, desde las 16, a Plaza de Mayo donde se leyó un documento a las 18.
Miles de mujeres y hombres participaron de la marcha y apuntaron a la responsabilidad estatal en los casos de violencia de género, tanto física como laboral y económica.
“Estuve retratando durante el día una marcha esplendorosa y pacífica”, afirmó. Y luego relató: “En el regreso a casa paso por la Plaza y los hidrantes comienzan a mojar a las un grupo minúsculo de chicas”.
“Del otro lado del cercado había más de 50 efectivos de la federal sin identificación y armados hasta los dientes. Como si el agua no fuera suficiente comenzaron a tirar gas, era una nube que nos ahogaba. Con un grupo de fotógrafos nos acercamos para mostrar las caras del operativo”, recordó.
Y siguió: “Cuando me acerco a la valla tomo la primera foto, la segunda y a la tercera siento que me apuntan con un aerosol de gas pimienta a diez centímetros de mi boca. En el momento sentí ahogo y un ardor profundo pero lo seguí para tomarle fotos. Luego se volvieron a escuchar tiros al aire, desconozco el tipo de proyectiles. Intentamos una vez más enfocarle las caras y por segunda vez me tiran gas. Nos retiramos a las corridas cuando llegaron más patrulleros en contramano desde el obelisco“.