Tras el segundo cuarto intermedio que se dispuso el martes por la noche, después de que volviera a fracasar el diálogo entre el Gobierno y los trabajadores de subte, comenzó cerca de las 12 una nueva reunión. Mientras tanto, la línea B funciona con servicio limitado.
Previo a ingresar en la sede de la Subsecretaría de Trabajo, el metrodelegado Roberto Pianelli aseguró que “la última vez se avanzó en armar una comisión, en la seguridad laboral”. “El tema central no es que armaron la comisión; el planteo es que, hasta que no determinemos de forma inmediata el riesgo de vida, no podemos trabajar”, insistió.
“Trabajamos seis horas porque es un trabajo insalubre, porque estamos en contaminación sonora. Habría que poner más gente, más trenes, es un tema normal”, consideró.
Pianelli agregó que “me hubiese gustado que el macrismo hubiera cumplido con hacer 10 kilómetros de subtes por año, nosotros lo deseamos más que todos”.
Por su parte, a primera hora de la mañana su compañero Néstor Segovia aseguró en declaraciones radiales que ven una luz al final de túnel y que en caso de que se garanticen las condiciones y haya pautas “claras” de seguridad, no va a haber problemas de poner fin al conflicto, que lleva varios días y tiene origen en un reclamo de los metrodelegados por las “malas condiciones” de la línea B.
Hace una semana, el jefe de Gobierno dejó inaugurada dos estaciones- Juan Manuel de Rosas y Esteban Echeverría. Sin embargo, los empleados de transporte se negaron a extender el recorrido del subte y fue el personal jerárquico el que se encargó de garantizar las condiciones del servicio.
Desde la administración porteña, el señalado como el instigador es el candidato a senador por el FIT, Claudio Dellecarbonara.