Este jueves se produjo un encuentro entre la Fundación Pensar, ligada al PRO, que preside Francisco Cabrera y el Center for American Progress (CFAP), el think tank que colaboró en la campaña en la que el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, logró su reelección.
Del evento realizado en el auditorio de la Fundación Pensar participaron Miguel Braun, Director Ejecutivo, e Iván Petrella, Director Académico. Los representantes de los think tank del Partido Demócrata que tomaron parte en la reunión fueron Vanessa Cárdenas, Directora del Proyecto 2050 que se encarga de diseñar una agenda progresista e inclusiva y Garrick Davis, Director Legislativo en política económica y financiera por el National Urban League Policy Institute y ex asesor en la Casa Blanca, a cargo de la implementación táctica del Recovery Act en 2009.
Cárdenas, quien además fue nombrada como una de las “100 personas para tener en cuenta en el próximo siglo” por la revista Washingtonian, sostuvo que “lo importante es crear resultados, ver que la economía progrese y eso es lo que la gente desea, es la única manera de lograr el apoyo”. Respecto a la tarea que desempeñan los think tanks en colaboración con los partidos políticos dijo que “son importantes para crear nuevas ideas y avanzar en una agenda progresista”.
Por su parte Davis, quien cuenta con un máster en Administración Pública por la Universidad de Pennsylvania y trabajó durante 17 años en servicios financieros, resaltó la importancia de los think tanks, argumentando que “se necesita gente inteligente que colabore, que busque solucionar los problemas que necesitan ser resueltos”.
La importante Recovery Act (Ley de Reactivación), que Garrick Davis administró, consistió en un paquete de leyes para permitir la reactivación económica, que incluyó inversiones en obras públicas como la reconstrucción de autopistas y la red ferroviaria “de costa a costa”, la refacción de hospitales y escuelas públicas, la financiación de proyectos de energía limpia y el envío de decenas de millones de dólares a los gobiernos estatales, que se encontraban con sus presupuestos en rojo por la crisis económica.
La ley, que fue firmada por Barack Obama apenas un mes después de asumir, también contenía descuentos fiscales para el “95% de las familias trabajadoras estadounidenses”, tal como aseguró Obama, que sin nombrarlo directamente, destacó la diferencia de su política impositiva con la que llevó adelante su antecesor, George W. Bush.