La relación de amor-odio entre el presidente Mauricio Macri y la diputada nacional por la CC ARI, Elisa Carrió, da un nuevo paso.
Macri modificó por decreto la Ley de “sinceramiento fiscal” y habilitó también que los familiares de funcionarios puedan blanquear sus capitales, uno de los puntos que había generado críticas dentro del mismo Cambiemos y en especialmente de “Lilita”.
Esta decisión se opone a lo que había dispuesto la ley votada por el Congreso, donde Carrió exigió que se excluyera a los funcionarios y sus familiares del blanqueo, porque de lo contrario sería “un escándalo moral”.
Así, el 30 de mayo, durante el debate por el “sinceramiento fiscal”, la CC-ARI publicó un duro comunicado cuestionando la medida y reclamando que los funcionarios y sus familiares directos debían quedar excluidos del beneficio para evitar “acuerdos de impunidad”.
Para evitar la furia de la diputada, el mandatario aceptó esto y también habilitó a que se impida que jueces, legisladores y gobernadores blanqueen fondos, aunque no a contratistas del Estado como también pedía la líder de la Coalición Cívica, y apoyaban algunos sectores del radicalismo.
De hecho, se supo que cuando el Gobierno confirmó la medida, Lilita fue furiosa a la Quinta de Olivos para hablar con Macri, aunque no tuvo buenos resultados. En tanto, terminó aceptando la medida a partir de los cambios que le incorporaron.