¿Cuándo fue la última actualización salarial de los empleados estatales?
El último incremento fue en el mes en curso. Y es de un miserable 1%. Una apreciación al respecto. El sector público es uno de los que ha sido más castigados en materia salarial. Hemos perdido más de 34 puntos en relación a la inflación durante los últimos diez meses. Junto a los jubilados y las jubiladas, hemos sido quienes más contribuimos a este superávit fiscal que tanto propagandiza el Poder Ejecutivo. Por último, quiero decir que ese 1% es irracional. Cualquier ciudadano puede tener más sentido común que cualquier sindicalista. Ese número no fue por un decreto, sino que hubo otro gremio que firmó y terminó siendo un acuerdo para los haberes del mes de octubre. Por lo tanto, a esta altura nuestra pelea ya no es sólo con un gobierno que ajusta y planifica la pobreza, sino también con algunos sindicatos que empiezan a ser sus cómplices.
¿Cuáles son los gremios que, como usted afirmó recientemente, “pusieron en pausa la lucha”?
Nosotros somos respetuosos de todas las organizaciones sindicales. Pero no creemos que haya que postergar el debate sobre el modelo sindical que debe regir en la Argentina. Muchos defienden la idea de que, en virtud del tamaño del enemigo que tenemos enfrente, todos tenemos que estar unidos. Yo soy de los que cree que a un gobierno que a decretazo olímpico reforma la Constitución todos los días para aniquilar derechos, no sólo de los trabajadores, sino también de todo el resto de la población, no se le puede conceder la posibilidad de dialogar. Hay que confrontarlo. Por lo tanto, ir a tomar café a la Casa Rosada, como hacen algunos sindicalistas, no se traduce en ningún beneficio. Dialogar en la Casa Rosada una vez que ya fue aprobada la Ley de Bases, sirve de poco. ¿Qué se puede dialogar cuando ya se reglamentó una reforma laboral completamente regresiva, que aniquila todos los derechos de todas las trabajadoras y trabajadores? El diálogo es una instancia estéril, inútil y tardía, que de nada sirve a los intereses de los trabajadores.
¿Cuáles son los gremios “dialoguistas”?
Están a la vista. La semana pasada apareció una novedad en el concierto del mundo sindical, que tiene que ver con que algunos gremios nos juntamos y coincidimos en una medida de fuerza con un paro de 36 horas. Ahí, puede ser que empiece a surgir algo que puede trascender. Creo que se empieza a moldear la resistencia sindical para ponerle freno a las políticas de entrega de este gobierno.
¿Cree que existe sindicalismo escindido del peronismo?
Yo vi muchas compañeras y muchos compañeros preocupados por la interna del PJ. (Partido Justicialista) Yo ahí quiero traer a la memoria la historia. Para ponerle fin a la dictadura militar, hicieron falta las luchas de las madres, de las abuelas y tantas otras luchas más. Y lo mismo ocurrió en la época oscura que fueron los noventas y principios del 2000. Y gracias a las luchas, se logró echar a ese equipo que asumió en el 2015 y que había dicho que habían venido a gobernar por veinte años. Es decir que, para derrotar a un gobierno de estas características, hay que luchar. Es un gobierno que está muy cerca de dejar de ser democrático. Los niveles de autoritarismo de Milei no son compatibles con la democracia. Para derrotarlo en las urnas, primero hay que derrotarlo en las calles. No vaya a ser cosa que los líderes sindicales cambien las prioridades y no prioricen la responsabilidad que tenemos, de construir lucha en la calle y en unidad. En los últimos diez meses, hubo una coincidencia y es que el gobierno pierde apoyo popular. Muchos colegas suyos repitieron como loros encuestas que les mandaban desde la Casa Rosada. Hay un gobierno nacional que se debilita, fruto de las propias políticas que implementa, pero también por la acumulación de luchas que hemos llevado adelante los que lo hacemos desde el mismo 10 de diciembre.
En este momento de reconfiguración del PJ, ¿no cree que también deben generarse cambios en el sector sindical?
Yo creo que el sindicalismo goza de un enorme desprestigio. Aun así, no es tan grande el descreimiento en los sindicatos como en otras instituciones de nuestro pueblo. Me refiero a la Iglesia, el poder político, la Justicia e incluso el mismo periodismo. Pero sí me parece que tenemos que tener una mirada reflexiva y pensar de qué manera recuperamos la confianza de la sociedad. Los sindicatos siguen siendo islas, exentas de todo tipo de control. La verdad es que los sindicatos siguen teniendo privilegios, mayores que los de los funcionarios. Por ejemplo, un político tiene la obligación, por ley, de presentar una Declaración Jurada de Bienes e Ingresos. Los sindicalistas, no. Y yo creo que llegó la hora de que se lo exijan. El pueblo tiene derecho a saber en qué casa vive, en qué auto anda y cuánto gana un dirigente sindical y qué ocurre con su grupo familiar. Esas reformas estatutarias nos las tenemos que dar de manera autónoma. Tenemos que evitar que estos delincuentes del Congreso, delincuentes que votan de acuerdo a coimas que reciben, sean los que definan nuestros procesos de mayor transparencia.
¿Desde la Asociación Trabajadores del Estado (ATE) han implementado alguna reforma?
Desde ATE, vamos a realizar una reforma de estatutos que limite el mandato a dos períodos, que haya paridad y alternancia de hombre y mujer, que se incorpore una fórmula mixta en todas las instancias orgánicas y seccionales. Creo que tenemos un estatuto de avanzada, pero todavía queda trabajo por hacer.
Uno de los clanes sindicales que más denuncias recibió es el de los Moyano. ¿Cuál es su postura?
Desde el poder, se monta un relato en la mayoría de las veces. Así como montaron una campaña de desprestigio y estigmatización del empleo público, para luego poder llevar adelante el ajuste, lo mismo ocurre con las dirigencias sindicales. Ellos necesitan avanzar sobre los sindicatos, porque es la última barrera de contención que tienen los derechos. Milei no es más que un instrumento del poder económico concentrado. Este poder busca el saqueo de los recursos de nuestro país y quiere quedarse con todas las riquezas y la molestia más grande que tienen son los sindicatos. En el caso de los Moyano, creo que es una campaña de desprestigio, que nada tiene que ver con la realidad.
El mes pasado, usted afirmó que recibió amenazas del gobierno. ¿A qué se refiere?
Si bien fui notificado de la denuncia que me hicieron, sí hemos sido denunciados penalmente por las autoridades de la ANAC (Administración Nacional de Aviación Civil). Eso involucra un proceso de criminalización, judicialización y represión de la protesta social. Los asuntos de la protesta social no tienen por qué ser resueltos ni por la policía, ni por la Justicia. Los conflictos sociales los tiene que resolver el poder político. La paz social no es responsabilidad de los trabajadores. La paz social la tienen que garantizar los gobiernos, con las políticas que implementan.