El propio Gobierno ya empieza a decir, a través de sus funcionarios, que el 2019 será un año complicado. Lejos están los augurios que se anunciaban del fin de la recesión y del advenimiento de los brotes para marzo o abril. El presidente del Banco Central, Guido Sandleris, dijo que “la inflación de enero fue muy elevada y lo más probable es que la de febrero también lo sea”.
Sandleris, aseguró que la tarea está siendo más ardua de lo pensado, pero que el camino de disciplina monetaria dará sus frutos.
El economista afirmó que la inflación de enero, de 2,9%, fue “elevada” y que “lo más probable es que la de febrero también lo sea”.
“La inflación es alta desde hace tiempo. Sólo fue menor al 10% en sólo 17 de 75 años. ¿Esto significa que tenemos que resignarnos a vivir con inflación? De ninguna manera”, aseguró el titular del BCRA, al tiempo que explicó los motivos que en la Argentina producen inflación y cuál es el sendero elegido para comenzar a eliminarla.
“No debemos desanimarnos por los resultados de las últimas décadas. Vamos a lograr bajar la inflación y lo haremos sobre bases sólidas”, aseguró Sandleris durante su exposición. Y agregó: “Lógicamente, si atrasar el tipo de cambio y las tarifas tiene efectos de corto plazo en contener a la inflación, sincerar estos precios genera alzas transitorias de la misma. Pero estas correcciones son necesarias para bajar la inflación de forma permanente”.
Al referirse a la necesidad de sentar bases sólidas para ir bajando la inflación de a poco, el funcionario planteó que hay formas de contener los precios de forma rápida, como atrasar el tipo de cambio o la demora en las actualizaciones de tarifas. Pero sostuvo que esos mecanismos generan otras distorsiones que luego hay que corregir y que generan impactos sobre los precios mucho más drásticos.
“Todos sabemos que hay un vínculo entre tipo de cambio y precios, y esta estrategia puede ser efectiva en el corto plazo. Tanto los productos importados como los que se exportan se vuelven más baratos, se contienen las expectativas de inflación y los resultados aparecen”, dijo Sandleris, quien agregó: “El problema es que, mientras tanto, se genera un desequilibrio del sector externo, que se sostiene mientras el resto del mundo está dispuesto a financiarnos, pero que termina en una depreciación y una suba de la inflación una vez que este financiamiento se corta”.
“Cuando el financiamiento se acaba genera, como en el caso del tipo de cambio, una recomposición del precio atrasado, un salto de la inflación y un nuevo episodio inflacionario que debilita nuevamente la confianza en la moneda doméstica”, remarcó.
Sandleris destacó el foco que este gobierno está poniendo en la reducción del déficit fiscal, ya que este rojo hizo que se recurra eventualmente al BCRA para financiarlo en gobiernos anteriores. Y la emisión monetaria consecuente genera inflación, aclaró.
“En los últimos tres años, hemos avanzado tanto en la corrección de los atajos de corto plazo que se habían usado para contener la inflación como en la reducción del déficit fiscal. No digo que se haya hecho a la velocidad adecuada ni con la mejor coordinación posible. De hecho, no creo que haya sido así. Pero estoy convencido que logramos construir bases sólidas para empezar a bajar la inflación de manera sostenida”, enfatizó.