El Vicejefe de Gobierno porteño Diego Santilli y el Jefe de Gabinete bonaerense Federico Salvai enfrentan el sprint final de la campaña afinando cada detalle de la que puede ser una elección histórica tanto para la Ciudad como para la Provincia.
Es que si los números se mantienen como marcan las encuestas sería la mejor elección legislativa en la capital y marcaría la derrota de la principal figura política de la oposición, Cristina Fernández, a manos de un poco conocido ex ministro de Educación y una apenas emergente figura femenina, el binomio Esteban Bullrich – Gladys González.
Según las últimas encuestas publicadas por diferentes consultoras existiría una ventaja de 4,3 puntos a favor de Bullrich sobre la candidata de Unidad Ciudadana y Elisa “Lilita” Carrió obtendría entre 50 y 54 puntos en la Ciudad según el encuestador que se mire. En ese sentido desde los comandos de campaña que lideran Santilli y Salvai y que conforman el bloque electoral más importante de la Argentina buscan transmitir cautela y comunican que “con apenas mejorar unas décimas la elección de las PASO estamos más que satisfechos”.
Lo que viene. Luego del cierre capitalino realizado este martes al mediodía en el estadio del club Ferrocarril Oeste se viene el de la provincia de Buenos Aires en un estadio del sur del conurbano, probablemente el de Lanús. También quedarán unas pocas notas con medios (en principio sólo del grupo Clarín y Telefé para Lilita, mientras que los candidatos bonaerenses sumaran al grupo América, de excelente relación con la gobernadora María Eugenia Vidal; basta recordar el episodio Brancatelli – Vidal pre PASO para saber que ese canal trae suerte).
El Whatsapp. Fueron meses de mucho desgaste para los Jefes de Campaña, por eso fue fundamental la coordinación permanente que vía chat llevaban adelante Santilli y Salvai como también el apoyo anímico en momentos donde el agotamiento físico y mental agobiaba a ambos políticos. En su entorno comentan que “no dejaban el teléfono ni durante los partidos de la selección”. Ninguno lo dice, pero ambos se sienten ganadores. Veremos qué pasa.