Aunque no lo digan públicamente, todos los espacios están en campaña y el objetivo primordial son las legislativas de este año. Dentro de ese escenario, el exsenador y expresidente de la UCR, Ernesto Sanz, señaló que “Cambiemos no es un colectivo que se para en cada esquina para subir gente”, pero se mostró dispuesto a ampliar la base de esa alianza electoral con aquellos “que vengan a quedarse”, y afirmó que su ambición para la contienda electoral es “ganar el voto peronista”.
“Cambiemos no es un colectivo que se para en cada esquina para subir gente. Hay que ampliar la base para ser una coalición mayoritaria, pero con los que vengan a quedarse. No con los que se bajan en la primera esquina. Lo que quiero es ganar el voto peronista”, sostuvo el radical en una entrevista publicada este domingo en el diario Clarín.
Consultado sobre si el actual embajador en Estados Unidos, Martín Lousteau, o el experto en neurociencias, Facundo Manes (ambos cercanos a Sanz y mencionados como eventuales candidatos), serán los líderes de la UCR en el futuro, el radical dijo que “son protagonistas electorales por ahora”.
También dijo que cada socio de Cambiemos aporta de acuerdo a su potencialidad.
En este sentido indicó que la líder de la Coalición Cívica, Elisa Carrió, “tiene su activo en su personalidad y su posicionamiento mediático y bien que lo hace. Nosotros (por la UCR) tenemos territorialidad y bien que lo explotamos, y el Pro tiene a Macri”.
Sobre el papel que su partido, el radicalismo, juega en democracia, Sanz opinó que hoy “la vida vuelve a poner al radicalismo en un protagonismo trascendente” y agregó: “En la democracia apareció un virus que la devalúa, el populismo, y la UCR es el garante de lo contrario: la república. Durante el kirchnerismo fuimos baluarte de la resistencia a un modelo populista, autoritario y corrupto”.
En cuanto al modo de superar esa etapa, Sanz consideró que “necesitamos cada día un poco menos de populismo”, pero por otro lado reconoció que “gobernar en minoría sin conceder nada” no les permitiría sancionar ninguna ley, y pidió recordar que “no somos una sociedad de noruegos y finlandeses que vino y se trasplantó”.
A la hora de describirse a sí mismo, Sanz se definió como “un colaborador permanente todoterreno” porque su experiencia y sus relaciones le permiten “sin la urgencia o responsabilidad de un ministro” sentarse en “muchas mesas a ayudar al Gobierno a avanzar en su gestión”.