La loca realidad binaria de la Argentina volvió a dar muestras de una salud inmejorable. Primero, grupos delictivos de saqueadores comenzaron a operar en los alrededores de Mendoza (Las Heras), siguieron en Río Cuarto y luego por Cutral-Có y el Conurbano bonaerense. Así, llegaron a José C. Paz, Tres de Febrero, Morón, Tigre, Pilar, Moreno, Malvinas Argentinas, Merlo, Lomas de Zamora y Escobar. Lo mismo sucedió además en General Pueyrredón (Mar del Plata), Bariloche y Neuquén.
A diferencia de los 90’ y del 2001, cuando se produjeron los asaltos espontáneos en las postrimerías del menemismo y en los últimos tiempos de Fernando de la Rúa, en los días presentes, la pesada realidad económica es sólo un factor más en la decisión de saquear. En los últimos días aparecieron chats de whatsapp que demostraban un superior nivel de organización para ejecutar los asaltos, muy alejado de la espontaneidad.
“El que no va no cobra”
Este revelador chat que publicaron en Mendoza los periodistas de la Cadena de Noticias Comunitarias (CNC), que dirige Bernabé “Ben” Salzedo, ilustra acabadamente la tesis de la “cero espontaneidad”.
Dicho esto, se sabe adónde comienzan estas operaciones, pero jamás adónde culminan. La situación social es altamente conflictiva. La existencia de trabajadores ocupados que cobran salarios por debajo del nivel de pobreza es un abono ideal para disparar estas situaciones de fácil combustión.
El terreno está fértil para el conflicto social a causa de una política económica que priorizó las ganancias de los bancos, las petroleras y las empresas alimentarias, reduciendo el reclamo social a la concesión piadosa de algunos paliativos salariales menores.
El otro componente del conflicto fueron los medios de comunicación, que demostraron una acción perfectamente coordinada con algunos políticos opositores y dibujaron una imagen que magnifica una realidad que ellos mismos ayudaron a crear, porque la caída de los salarios y el retroceso en la equidad no pertenecen en exclusiva a la desganada administración de Alberto Fernández.
Jóvenes -y no tanto- asaltantes de ilusiones
El sanmiguelense Agustín Romo, candidato a diputado por la Séptima Sección Electoral y es el director de Comunicación de Javier Milei. Este miércoles a las 14:00 advirtió por la red del pájaro azul: “Saqueos en José C Paz: reventaron un local de artículos del hogar y otro de ropa deportiva. Todos los comerciantes están cerrando. Se le prende fuego el país al peronismo”.
Romo estaba ¿equivocado? No había nada a esa hora, ni en José C. Paz ni en los alrededores de San Miguel, lindante con esta localidad.
Un día antes, el martes a las tres y media de la tarde, el exintendente de Morón Ramiro Tagliaferro –también exesposo de María Eugenia Vidal- publicó fotos de persianas bajas, que supuestamente pertenecían a comercios de su ciudad. Un epígrafe acusaba que “los comercios de Morón bajan las persianas ante rumores de saqueos. Una imagen que no se veía hace años. Después de la vida, la libertad es lo más preciado que tenemos. Hoy el kirchnerismo nos obliga a encerrarnos otra vez”, disertó con escasa sabiduría. En Morón sólo hubo incidentes, pero no saqueos.
En algunos lugares hubo más problemas con los profetas de los saqueos que con los saqueos en sí.
El inefable Raúl Castells
Otros eligieron actuar el arte del ridículo. El pseudotodo (pseudo piquetero, pseudo líder social, pseudo militante) Raúl Castells, en una entrevista telefónica con Crónica TV, reconoció que “la gente está saliendo a buscar comida y si no encuentra comida nosotros, que somos los que estamos convocando a esto, les decimos que, sin robar plata y sin romper nada, que lleven lo que se pueda, aunque sea para canjear por comida”.
Lo más seguro es que Castells en realidad se esté trepando a la ola del momento, algo en lo que es especialista. Este cronista ha presenciado algunos sucesos que protagonizó el antiguo amigo de Norma Plá, aquella jubilada que peleó como una leona y murió en la miseria en tiempos de Domingo Felipe Cavallo y no le otorga uñas de guitarrero, sino más bien de “mamarracho político”.
Alguna vez, Castells concurrió a una de las marchas contra Cristina, acompañado por un jubilado que cobraba supuestamente una suma ínfima, que no llegaba a $2.000. Incluso, portaba una cartulina que reproducía el recibo que denunciaba su magro ingreso. Todo esto, al lado de una desvencijada catramina con un parlante y un micrófono, que Castells blandía como un arma. El líder del Movimiento Independiente de Jubilados y Desocupados rogaba por un poco de atención ante gente que no estaba interesada en el drama de su amigo. Empezó con su número en el Obelisco y luego siguió por otras zonas. Este cronista, mientras recorría el lugar, volvió a encontrarlo ejecutando su paso de comedia en Córdoba y Carlos Pellegrini, con su desdentado amigo a su lado, que observaba impávido a su alrededor. Sólo cuando divisó nuevamente al cronista que lo había entrevistado anteriormente, los ojos del viejo despertaron con una semisonrisa. Luego, el consumado histrión siguió sugiriendo que alguien le brindara una ayuda a su maltratado compañero de aventuras, que sólo se animaba cuando unas monedas caían en sus manos arrugadas. Finalmente, el jefe del MIJD decidió abandonar la plaza. El Ford Sierra, tan ajado como sus ocupantes, arrancó tosiendo, mientras adentro, tres sobrevivientes de todos los naufragios argentinos se repartían los escasos caudales recaudados.
“La seguridad no está garantizada”
El último capítulo fue aportado por la policía provincial. Algunos comisarios –acusados de complicidad con bandas de asaltantes o quizás, temerosos por lo que se venía- enviaron a sus efectivos a advertirles a los comerciantes que no podían aportarles seguridad. Posteriormente, algunos de estos comercios fueron atacados, arrojando un manto de dudas sobre el accionar policial. Ocurrió en Moreno y en La Plata con seguridad, pero hubo otros casos, que se irán conociendo en los próximos días. La situación se habría repetido en Lomas de Zamora y en Tres de Febrero.
Muchos comerciantes bajaron las persianas, amedrentados por los rumores y por las cadenas de whatsapp y por los mensajes en las redes sociales, pero hubo un caso que superó a los demás. Un supermercado chino en La Reja (Moreno) fue saqueado contando con la pasividad policial y posteriormente fue destrozado y quemado. Un vecino le pegó un tiro a uno de los asaltantes cuando se iba, mientras la policía llegaba a paso cansino. El herido sobrevivió e irá preso, pero los que caminaban y corrían no fueron alcanzados.
Algunos intendentes peronistas relataron que los protagonistas, evidentemente incentivados, son chicos que pertenecen a “grupos marginales”, que realizan “movidas caseras”, aprovechando una movida en la que les prometen impunidad.
La fiesta chica y la fiesta grande
Alguien está “bajando plata al territorio” y no es Javier Milei. El premio: los pibes se llevan unas bebidas y algunos bocadillos para que la fiesta quede garantizada. Los otros sólo quieren asegurarse un lugar en otra fiesta, la que importa.