El gobernador de Córdoba, Juan Schiaretti, hace algunas semanas que le abrió las puertas a un acuerdo con Juntos por el Cambio (JxC). Especialmente con Horacio Rodríguez Larreta, el precandidato presidencial de la coalición opositora con el que tiene más afinidad política. La conversación está abierta entre ambos. También entre las segundas líneas, quienes vienen manteniendo un contacto semanal.
La idea con la que se construyó ese nuevo esquema opositor fue participar en las elecciones como una opción a Juntos por el Cambio (JxC) y el Frente de Todos (FdT). El camino del medio que ya han recorrido, sin suerte, otros dirigentes. Sin embargo, el gobernador cordobés dio un paso más cuando el 11 de mayo se reunió con los empresarios que están nucleados en la UIA.
“Hay que hacer un frente de frentes para ir a las elecciones y luego un gobierno de coalición para que permita a nuestra patria encaminarse como corresponde”, aseguró durante ese encuentro. Siete días después, durante una reunión con el directorio de IDEA, agregó: “Estamos dispuestos a ir a unas PASO ampliada con otros sectores de la oposición con los que tengamos puntos de coincidencia y alejados de los extremos de la grieta”.
El deseo de Schiaretti es sellar un acuerdo político y electoral con Rodríguez Larreta, pero la ingeniería para concretarlo es muy compleja. Entre las hipótesis que hay en los vasos comunicantes de esa negociación está la posibilidad de que Schiaretti sea el compañero de fórmula de Rodríguez Larreta. En Juntos por el Cambio (JxC) no visualizan esa opción. El compromiso del jefe de Gobierno con el radicalismo está muy firme desde hace tiempo. Cambiar de estrategia en la etapa final podría poner en riesgo la alianza con la UCR.
Otra opción con la que se especula es que “el Gringo” compita en una PASO con su espacio. Pero esa decisión está por encima de Rodríguez Larreta. Entran en juego los otros socios de la coalición.
Schiaretti no quiere hacer ningún movimiento político electoral que complique a su candidato y a Hacemos por Córdoba, la fuerza que nuclea al peronismo cordobés. Sabe que si baja su candidatura para integrarse al espacio de Rodríguez Larreta puede generar un impacto negativo en el electorado local y, en definitiva, su poder de fuego en la negociación está atado a su representatividad electoral en la provincia.
Una tercera hipótesis es lograr un acuerdo programático y dejar las bases sentadas para que, en caso de que Rodríguez Larreta se convierta en presidente, Juan Schiaretti, el peronismo cordobés y el sector del peronismo que está en el armado antigrieta se sumen a la coalición una vez que comience el nuevo gobierno. Es decir, que formen parte de la gestión como parte del oficialismo.
Esa opción parece ser la más viable para todos los sectores que están inmersos, directa o indirectamente, en la discusión. En el esquema que lideran Schiaretti y Urtubey advierten que esa opción sería lógica porque se necesita de un gobierno que emule un gran acuerdo nacional para gobernador con estabilidad y margen de acción en las dos cámaras legislativas.