Desde que fue procesado en el caso Ciccone, todas las sesiones del Senado que encabezó el presidente Amado Boudou comenzaron con las solicitudes de la oposición para que Boudou renuncie o pida una licencia. Uno de los argumentos que se es escuchó una y otra vez fue que afecta la imagen del país al representarlo en el exterior.
Sin embargo, el Gobierno hasta ahora ha hecho oídos sordos a ese pedido. Y al parecer, la ceremonia que dará inicio al segundo mandato de Dilma Rousseff en Brasil no será la excepción.
Según publicó el diario O’Globo, Argentina será uno de los casi treinta países que ya confirmaron el envío un representante el 1° de enero en Brasilia, pero no será la máxima autoridad, sino el vicepresidente Amado Boudou.
En cambio, sí habrá otros jefes de Estado de la región, como Nicolás Maduro (Venezuela), Michele Bachelet (Chile) o José Mujica (Uruguay), que viajará junto a su sucesor, Tabaré Vázquez.
El vicepresidente, que está en la mira de la Justicia en numerosos expedientes, bajó su perfil desde que fue procesado en el caso Ciccone por “cohecho y negociaciones incompatibles” con la función pública, al interesarse por la compra de la gráfica.
Además, en un hecho inédito en la historia argentina, el 11 de diciembre el juez federal Claudio Bonadio envió a juicio oral y público la causa contra el vicepresidente por la compra de un vehículo en 1993 con documentación irregular.