El Consejo Económico y Social de la Ciudad de Buenos Aires (CESBA) realizó el primer índice de Calidad de los Servicios Públicos, un estudio elaborado por la consultora de Julio Aresco para conocer qué piensan los porteños.
La consultora realizó una encuesta telefónica sobre una muestra de 2.200 casos. Así obtuvo el Indice de Calidad de los Servicios Públicos de la Ciudad, que asciende a 5,9. Esta calificación surge de promediar los puntajes que otorgó la gente a distintos ítems dentro de las categorías de Transporte, Salud Pública, Educación Pública y los servicios de agua, luz, gas y telefonía celular.
La nota más alta se la dan al personal de los hospitales públicos y llega a 7,5 sobre un total de diez. Pero la más baja, de 4,2, es para el estado edilicio de esos hospitales. Algo similar sucede con las escuelas, donde los docentes son bien valorados pero no así las instalaciones.
Los más exigentes son los más jóvenes. Entre los habitantes de 18 a 29 años de edad, el índice cae a 5,6. Mientras, entre las personas mayores de 65 sube a 6,8. También hay diferencias geográficas. Los vecinos del sur de la Ciudad califican a los servicios con un promedio de 5,7, los del centro con 5,9 y los del norte, con 6,1.
Las mejores evaluaciones son para los trabajadores de la salud pública y la educación, pero la infraestructura edilicia de hospitales y escuelas es muy criticada. Así, el 70,9% de los encuestados considera que la calidad del personal de los hospitales es alta y la calificó con puntajes de entre 7 y 10. Pero sólo el 19,9% hace extensiva su buena opinión al estado edilicio de los hospitales. El 51,3%, en cambio, le pone notas de 1 a 4, considerándolo de baja calidad. Y el 28,8% le asigna entre 5 y 6 puntos.
Mientras, el 55,8% de los consultados afirma que la calidad del personal docente es alta y merece un puntaje de 7 a 10, en tanto que el 27,7% la califica con entre 5 y 6 puntos. Pero el 37,8% opina que el estado de los edificios escolares es malo, y lo evalúa con notas de 1 a 4. El 30,4% le da una puntuación de entre 5 y 6 y el 31,8% asegura que su calidad es alta y lo califica de 7 a 10. Así, la nota promedio para el personal docente es de 6,6, pero la infraestructura edilicia queda calificada con 5,1.
“Ya no se discute la pertinencia de la gratuidad de la salud y la educación, pero sí está en constante discusión el rol del Estado como garante de la calidad en su prestación. Por eso, pese a la fuerte crítica sobre el estado de los hospitales y escuelas públicas, su capital humano obtiene las más altas calificaciones. Se cuestiona a la infraestructura, porque es en lo que más claramente puede evaluarse la participación del Estado. Lo curioso es que la gente ve la responsabilidad estatal en la infraestructura y no en la calidad del personal, al que rescata en términos individuales y no como parte de una institución”, analiza Federico Saravia, el presidente del CESBA.
Según el informe, quienes van al hospital público o tienen hijos en la escuela pública son los que otorgan los puntajes más bajos en casi todos los ítems evaluados. Casi la mitad de los encuestados reconocieron que no concurrieron a un hospital en el último año y que tampoco tienen hijos en la escuela pública.
“Es llamativo que quiénes usan el servicio público tiene una imagen distinta de los que no. La cuestión de la educación es notable, porque la currícula se reparte mitad y mitad entre escuelas privadas y públicas. Y los que mandan a sus hijos a las públicas a veces tienen una imagen mala de éstas a pesar de que poseen una percepción positiva de su propia experiencia”, señala Saravia. A pesar de estas diferencias, en el CESBA aseguran que el imaginario social sigue identificando a la escuela pública con el ascenso social y el mejoramiento de la calidad de vida.
En cuanto a otros servicios, el mejor calificado es el de agua: el 69% de los encuestados le da un puntaje de entre 7 y 10 y, en promedio, recibe un puntaje de 7,3. Más atrás quedan el servicio de gas, con un promedio de 6,5, y el de luz, con 6. En este último caso, aproximadamente la mitad de los encuestados considera que es de calidad alta, mientras la otra mitad lo califica de calidad media a baja.
¿Cuál es el peor servicio? Todos señalan a la telefonía celular, que es evaluada con una nota promedio de 4,8. El 44,8% de los encuestados asegura que su calidad es mala y le da un puntaje de entre 1 y 4, y el 26,1% le asigna 5 o 6 puntos. Sólo un 29,1% está conforme y le pone entre 7 y 10.
“A la telefonía celular todavía no la declararon servicio público, como sí lo son el agua, la luz o el gas -observa Saravia-. Habría que empezar a debatir esto, porque hoy es parte de la vida de uno y resulta tan imprescindible como esos otros servicios. En la Ciudad hay 1.480.000 líneas de celulares y es hora de pensar que el Gobierno pueda actuar en beneficio de los usuarios”.