La noticia del avance de la causa que investiga qué sucedió en la fatídica fiesta electrónica Time Warp el 15 de abril de 2016 en Costa Salguero volvió a poner el tema en el centro de la agenda política porteña.
Días atrás, se informó que el juez federal Sebastián Casanello procesó al director general de Habilitaciones y Permisos de la Agencia Gubernamental de Control de la Ciudad, Diego Pérez Lorgueilleux, por el delito de incumplimiento de los deberes de funcionario público y que además le trabó un embargo por un millón de pesos.
“Lousteau ahora habla de auditar a Larreta porque lo dejaron afuera de las PASO, pero hasta hace meses, cuando era parte del gobierno de Cambiemos, su representante en la Auditoría hizo exactamente lo contrario. De hecho, cuando nosotros pedimos que se auditara la fiesta electrónica Time Warp, la representante de ECO votó junto con el Pro para que, justamente, se bloquera esa posibilidad”, dijo la auditora general de la Ciudad, Cecilia Segura.
A fines de abril de 2016 Segura, y los auditores Hugo Vasques (FpV) y Facundo Del Gaiso (Coalición Cívica) impulsaron una investigación sobre la fiesta que fue rechazada por los tres auditores del PRO. Así las cosas, el desempate quedó en manos de la auditora de ECO, Mariela Coletta, de la UCR pero que pertenece al espacio de Lousteau, quien decidió acompañar al macrismo y cerrar la posibilidad de que se audite.
“La auditoría sobre Time Warp nos iba a permitir revisar si se hicieron los controles sobre la fiesta en la que murieron cinco jóvenes. Pero ECO fue el voto que necesitaba Larreta para impedir que se evaluaran todas las inspecciones y actuaciones, como se había hecho, por ejemplo, con la tragedia de Cromañón”, agregó Segura.
“Una cosa notable es que esta convivencia de Lousteau con el Pro se fue rompiendo poco a poco, primero cuando el radicalismo porteño empezó a presionar al Jefe de Gobierno para que devuelva estos favores cediendo más espacios (es decir, cargos) en la Ciudad, y finalmente cuando el Pro dejó al ECO sin internas. Lousteau piensa que se puede ser oficialista u opositor según le convenga, pero eso tiene sus costos, y por eso le cuesta tanto que los porteños vean que hay algo genuino en él, después de tantos vaivenes”, cerró.