La cadena de irregularidades que cometieron los atacantes de dos trabajadores del antiguo diario Tiempo Argentino -a los que desalojaron en horas de la madrugada de la sede de Amenábar 23, quizás para buscar algunos papeles que le faltan- es tan grande que ya es la hora de que algún juez amante de la Justicia, aunque se sabe que no abundan los magistrados de esta calaña, tome cartas en el asunto.
Para empezar, Mariano Martínez Rojas, el empresario correntino que supuestamente compró Tiempo, actúa como un socio de Sergio Szpolski, más que como el comprador de sus empresas. Para continuar, la toma estuvo dirigida por un paradójico profesional de la violencia, Juan Carlos Blander, que colecciona denuncias de violencia patoteril y golpes por la espalda contra periodistas y músicos, por lo que cabe suponer que no es un dechado de valentía, precisamente. A él -que es el titular de la empresa de seguridad Control Star Service- y a sus 15 patoteros amigos recurrió Martínez Rojas para golpear a los periodistas y entrar al edifico de Amenábar a destruir cosas y, posiblemente, robarse algunas otras.
Para seguir nuevamente, en la mañana de este miércoles, los 16 matones debían presentarse a declarar ante la fiscal Verónica Andrade, que se destacó en la noche del domingo, primero por su escasa fogosidad a la hora de mandar a desalojarlos del edificio que habían ocupado y en segundo lugar, por dejarlos en libertad con sospechosa displiscencia. El caso es que ninguno -¡¡¡y eran 16!!!- se presentó a declarar, aquejados quizás por males difíciles de comprobar, como por ejemplo, ardores en las pituitarias. Tampoco presentaron certificados de sus endocrinólogos, por lo que la despaciosa fiscal debería recurrir a la fuerza pública para evitar tales inasistencias masivas.
Otro de los temas que generaron sospechas entre el público es el nuevo empleo del antiguo administrador de los medios de Szpolski, Juan José Gallea, que pasó repentinamente a convertirse en el director financiero de la Agencia Federal de Inteligencia (AFI) de la mano del presidente de Boca Juniors, Daniel Angelici, cuya sombra protectora se extiende aún hasta el propio Szpolski. Otro dato adicional es que Gallea llegó a Szpolski a través del ex número dos de la SIDE, Darío Richarte. A raíz de estos dudosos contactos, los trabajadores temen que pase con Szpolski lo mismo que con las deudas salariales que éste posee hacia ellos.
Para ir por partes, como parte del reclamo por los salarios adeudados por la empresa, los trabajadores intentaron embargar las deudas que el Estado mantenía con Szpolski en concepto de publicidad. El obstáculo fue que se encontraron con que éstas estaban en manos de una serie de bancos, entre los que figuran Macro y Credicoop, por lo que se puede considerar que éste es un camino trunco.
Esta complicidad con la AFI explicaría el operativo del domingo, en el que la Policía Federal y la fiscal Andrade se manejaron con una apatía rayana con el incumplimiento de los deberes de los funcionarios públicos. Para explicar su desgana la fiscal alegó que los atacantes llamaron a su oficina para denunciar que eran atacados y que eso generó confusión. Lo que no pudo explicar -más aún si se sabe que Angelici es el operador judicial del Pro- es porqué los intrusos fueron liberados después de entrar sin permiso a una propiedad ajena. La sorpresa nace en que la Justicia fue siempre implacable con los que ingresan en este rubro delictivo.
Lo concreto es que Sergio Szpolski cobró durante 12 años una millonaria pauta publicitaria de parte del Gobierno que encabezó Cristina Fernández de Kirchner, que le significó un ingreso excepcional y todo culminó con sus diarios, sus radios y sus canales televisivos desmantelados, desfinanciados y abandonados. Para peor, para hacerse del dinero por publicidad que aún le quedaba por cobrar, vendió prematuramente sus facturas a algunos bancos, que lo proveyeron de efectivo.
Para peor, el vaciador del Banco Patricios venía de un episodio en el que tampoco las tuvo todas consigo. Su nombre apareció entre los de los habitués del prostíbulo gay VIP Spartacus, introducido por el proxeneta Luciano Garbellano, que no se privó de enchastrarlo en 1998, acusándolo de diversas actividades lejanas a la moral y a las buenas costumbres.
Volviendo a nuestros días, este martes cinco de julio, los trabajadores de Tiempo Argentino concurrieron a la Cámara de Diputados para entrevistarse con los miembros de la Comisión de Libertad de Expresión, que preside Remo Carlotto. Allí, ante la sugestiva ausencia de legisladores de Cambiemos, los trabajadores de prensa pidieron que se cite a Szpolski y manifestaron su preocupación por el nuevo empleo de Gallea, que podría garantizar la impunidad futura de Szpolski, que pareciera caer sobre sus pies tanto con el kirchnerismo como con el macrismo, en este caso, protegido por Angelici.
En cuanto a la ausencia de los diputados de Cambiemos, que esgrimieron la necesidad de acudir a Tucumán para asistir a la Sesión Especial por el Bicentenario de la Independencia para justificar su inasistencia, lo más claro es que se solazarán con las penurias de los periodistas que antes protegió el kirchnerismo y hoy fueron dejados a la intemperie por Szpolski. Mientras más tiempo persista el tema en los medios, más limada quedará la expresidente.
Y éste es el objetivo principal del Pro, por estos días.