Uno de los principales derrotados de las últimas elecciones, sin lugar a dudas, fue Martín Sabbatella. El presidente de la Autoridad Federal de Servicios de Comunicación Audiovisual (AFSCA) compitió junto a Aníbal Fernández por la gobernación bonaerense y puso a su hermano como candidato en Morón, para retener la intendencia que Nuevo Encuentro conduce desde 1999.
Sin embargo, María Eugenia Vidal aguó sus ambiciones por partida doble. Ya que la vicejefa de Gobierno porteño fue quien –para sorpresa de muchos- terminó quedándose con el sillón de Dardo Rocha, mientras que su marido, Ramiro Tagliaferro, será quien suceda a su delfín Lucas Ghi en Morón y no su hermano, Hernán, a quien llegaron a habilitarle el Concejo Deliberante como unidad básica.
En consecuencia, el referente de Nuevo Encuentro tiene entre manos resistir en su cargo cueste lo que cueste. Gane quien gane el balotaje. Lo que se traduce, parafraseando la “campaña del miedo” promovida por el kirchnerismo en contra de Cambiemos, en que si gana Mauricio Macri, Sabbatella no renunciará.
Abordado por el periodista de Clarín, Nicolás Wiñazki, el funcionario que supo convertirse al kirchnerismo luego del 2009, año en el que muchos le atribuyen la recordada derrota electoral de Néstor Kirchner en la provincia de Buenos Aires, recordó que su mandato vence “el 10 de diciembre de 2017”.
“La ley dice por cuatro años y vamos a cumplir la ley, la ley es la ley”, defendió su decisión de no renunciar aunque Daniel Scioli, su candidato, no resulte electo. De esta manera, Sabbatella imita la postura adoptada por la Procuradora General de la Nación, Alejandra Gils Carbó, quien también adelantó su negativa a abandonar su cargo ante una eventual derrota K en el balotaje presidencial del próximo 22 de noviembre.
Hasta el momento, los únicos “fieles” al modelo fueron Oscar Parrilli y Ricardo Echegaray. Tanto el director general de la AFI como el jefe de la AFIP ya dieron su palabra de irse a su casa si el FPV no continúa en el poder.