El gobernador de La Rioja, Ricardo Quintela, tratará de exprimir al máximo el tiempo que gastó en recorrer varias provincias de la Argentina en búsqueda de apoyo para su candidatura al PJ Nacional. Las charlas, las actividades, las reuniones de diferente tamaño que protagonizó para mostrarse como una alternativa potable para la reorganización del partido.
El “Gitano” nunca hizo anti kirchnerismo en la provincia que gobierna, pero la disputa de poder a la que se sometió con CFK y el destrato que denunció haber recibido por parte del kirchnerismo, lo llevaron a edificar un nuevo espacio político, que esté dentro de los límites del PJ, pero que no se ubica bajo la conducción de la ex mandataria y nueva presidenta del partido. Una rebelión a su liderazgo que será menos traumática que la que se llevó a cabo en las últimas semanas. Todo más lento y progresivo.
La idea era presentar la nueva corriente el domingo 17 de noviembre en La Rioja. Pero la fecha se movió. Ese día podría asumir CFK al frente del PJ y no quieren hacer un contra-acto que recrudezca la disputa que tuvieron el último mes. Por eso decidió correr la presentación para los primeros días de diciembre. Aún no hay una fecha confirmada y la sede podría variar. Pero la intención de hacer un acto está firme.
El desafío de Quintela es muy grande. Quizás mucho más que el de ir a una elección partidaria. Porque quiere construir una corriente que aglutine gran parte de los dirigentes del interior del país, que están disociados del núcleo duro K y que hace tiempo que están a la espera de una referencia que les permita acomodarse en la discusión interna del peronismo.
La intención que subyace detrás del armado quintelista es la articulación de un espacio que contenga a los dirigentes que se resisten a quedar bajo el líderazgo K. Una expresión que existe pero que está desperdigada por el interior del país, sin un ordenamiento claro y sin un liderazgo.
Quintela y sus dirigentes más cercanos quieren darle un carácter “movimientista” a la nueva corriente. Buscarán sumar organizaciones sociales, sindicatos, agrupaciones juveniles, partidos políticos y representantes de los ejecutivos provinciales. En el vértice de esa lista aparecen los gobernadores Osvaldo Jaldo (Tucumán) y Raúl Jalil (Catamarca), que son aliados tácticos del gobierno nacional, pero están dentro del PJ y cada vez más lejos del kirchnerismo.
Federales propone un peronismo que es más que una fuerza política; es un
movimiento de transformación social y cultural que no solo responde a las necesidades del presente, sino que anticipa el futuro, construyendo un mundo donde todos tienen un
lugar, una voz, y un propósito.…— Federales. Un grito de corazón (@Federalespj) November 5, 2024
En el quintelismo le abren la puerta al exsecretario de Comercio Guillermo Moreno, que quiere ser candidato en la provincia de Buenos Aires y tiene buen vínculo con el “Gitano”. Si bien hay buena sintonía, también existe un choque de intereses. El ex funcionario critica sistemáticamente a Axel Kicillof y el gobernador riojano apoya a su par bonaerense, tanto en la gestión como en su discusión de poder con la agrupación que conduce Máximo Kirchner. Hay que buscar un camino de paz.
En el nuevo espacio miran con entusiasmo la posibilidad de que se sumen dirigentes del peronismo que actualmente están fuera de la estructura formal. Uno de esos nombres es el del diputado nacional Miguel Pichetto, que el año que viene tiene intenciones de ser candidato a legislador. Otros que se mantienen cerca del esquema con corazón riojano son los dirigentes que integran la Red Federal Peronista, que tiene entre sus principales dirigentes a Facundo Moyano, Federico Martelli, Fernando Gril y Federico Salcedo. Dirigentes que impulsan una renovación de caras e ideas.
En el círculo de Quintela hay nombres propios que mantienen comunicación abierta con la estructura de Hacemos por Córdoba, el espacio que conducen el gobernador cordobés, Martín Llaryora, y el exmandatario Juan Schiaretti. En el entorno del riojano tienen en claro que en la actualidad los cordobeses están por fuera de la estructura del PJ y apuestan a una construcción de centro en la que incluyen a un sector del radicalismo y la pata blanda del Pro.
Una convergencia de esos sectores es una posibilidad que se baraja en muchos despachos importantes de la política nacional y que está dentro de las hipótesis electorales del 2027. Para el año que viene las proyecciones son distritales y menos ambiciosas. Al menos por ahora, ya que es posible que se acelere un proceso de fusión de ideas y objetivos, debido a la necesidad de algunos dirigentes de renombre de tener una boleta y un sello para competir.