Sin estabilidad, no hay progreso: el desafío de la política científica

Sin estabilidad, no hay progreso: el desafío de la política científica

Un país necesita del recurso humano a largo plazo.


En un contexto de incertidumbre para la ciencia argentina, el Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet) continúa brillando con avances significativos en diversos campos, demostrando la valía de la investigación científica nacional.

Recientemente, numerosos grupos de investigación del Conicet fueron noticia por sus logros, validados por la comunidad científica internacional. Estos proyectos, que abarcan áreas como la salud pública, la neurociencia y la agrobiotecnología, son el fruto del trabajo de investigadores con experiencia y becarios que recién comienzan su carrera, a menudo en colaboración con colegas de otros países.

En el área de la salud, un grupo desarrolló una vacuna para prevenir la enfermedad de Chagas, una enfermedad que afecta a millones de personas en América Latina. La vacuna, que podría evitar la miocarditis que caracteriza a la enfermedad, representa un avance crucial en la lucha contra el Chagas. Además, otro equipo está trabajando en una vacuna terapéutica para evitar la progresión de la miocarditis.

En el campo de la neurociencia, una intervención metabólica dietética podría abrir nuevas posibilidades de tratamiento para pacientes con trastornos del espectro autista, utilizando la alimentación como aliada.

En el área de la agrobiotecnología, se logró descifrar el genoma de la yerba mate, lo que permitirá comprender cómo se produce la cafeína y mejorar genéticamente la planta.

Estos ejemplos demuestran el potencial del Conicet para generar soluciones a problemas de salud, desarrollo y bienestar. Sin embargo, esta institución enfrenta un panorama complejo. La reducción presupuestaria del año pasado, que afectó la renovación de recursos humanos y la continuidad de líneas de investigación, se suma a una nueva amenaza: la facultad de la Secretaría de Innovación, Ciencia y Tecnología para “dar de baja programas” sin un plan estratégico definido.

Esta situación pone en riesgo la continuidad de proyectos valiosos y el futuro de la investigación científica en Argentina. Es crucial que el Gobierno nacional revise su política científica y brinde al Conicet el apoyo necesario para que continúe siendo un motor de desarrollo para el país.

La política científica de un país necesita estabilidad a largo plazo en cuanto a metas y recursos materiales y humanos. Cada país puede fijar objetivos estratégicos temporales, pero no puede carecer de una política científica coherente o sesgarla ideológicamente según el gobernante de turno.

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