Según la CAME, durante las dos primeras semanas del año 5,7 millones de personas viajaron por Argentina. A pesar de que 1,5 millones partieron a Uruguay, Brasil y Chile, el período viene mejor que el 2017. Hay precios para todos los bolsillos. Aunque para los que buscan turismo-shopping el país no es competitivo, para el resto sí. Comer, dormir y cargar combustible, sale lo mismo o menos en la Costa Atlántica que en las playas vecinas.
La temporada 2018 viene presentándose con comportamientos atípicos. Los turistas viajan más salteado, estadías cortas pero con una o dos frecuencias en la estación veraniega, buscan playa, seguridad, precio, calidad, propuestas culturales y recreativas, además de cercanía.
En función de esas variables se elige y el balance para la Argentina no está siendo malo. En los primeros quince días del año viajaron 5,7 millones de turistas por las diferentes ciudades del país, 6% más que en la misma época del 2017.
Con una estadía promedio de 4,3 días (algo menor de lo habitual) y un gasto diario aproximado de $920, se llevan gastados $22.400 millones, 28,5% más que en la primera quincena de enero 2017.
Las ventas minoristas se mueven poco. Las familias compran reducido todo lo vinculado a rubros que no hacen a sus vacaciones y eso se nota en las calles, que si bien están repletas de gente, pocas circulan cargando bolsas. Los bares y restaurantes se mantienen con buena actividad.
Incide que los horarios de salidas de los turistas a las zonas céntricas son cada vez más tarde. En ciudades como Mar del Plata los comercios, al observar esta tendencia, rápidamente ampliaron su horario de apertura hasta la medianoche e incluso hasta la 1 de la madrugada.
La primera quincena podría haber sido mejor si no fuera porque 1,5 millones de turistas se fueron a veranear a las playas uruguayas, chilenas o brasileñas. Sólo a Uruguay se estima que habrían llegado 750 mil argentinos en la primera quincena, que es la más fuerte, y a Brasil 400 mil.
A diferencia de lo que parece, los destinos no se estarían eligiendo en función de conveniencia de precios, sino de gustos y cercanías. Por ejemplo, en comida y combustible, Argentina tiene mejores precios que los países vecinos, y en alojamiento no hay grandes diferencias.
Donde sí hay grandes brechas es en electrónicos, calzado y textil, donde Brasil y Chile se imponen como una gran opción para los que buscan vacacionar y hacer shopping.
El turismo en 2018 se está moviendo muy regionalmente. Chile se está ganando al turista de la zona cuyana que busca playas cercanas. Por su parte, Brasil y Uruguay al del Litoral, ya que busca playas más templadas. Y Miami al de mayor poder adquisitivo, que elige turismo-shopping.
Para una familia de cuatro personas, dos adultos y dos menores, que vive en Ciudad de Buenos Aires, viajar una semana a Mar del Plata es 9% más barato que hacerlo a Punta del Este, 11% más económico que Florianópolis, 36% respecto de Santiago de Chile y 75% más barato que Miami.
Pero saliendo desde San Juan, Santiago de Chile es 20% más económico que Mar del Plata y cuesta 20% menos que Santa Teresita o incluso que Villa General Belgrano.
Las principales características de esta temporada que surgen de la primera quincena son:
El verano se presenta con aumentos de precios promedio del 20%. Pero hay presupuestos para todos los bolsillos. En balnearios como Las Grutas, donde la ocupación es casi plena, para una familia de dos adultos y dos menores, el valor medio de un buen alojamiento céntrico ronda los $20 mil (para una semana de hospedaje). Pero se pueden conseguir desde los 14 mil pesos en adelante. Lo mismo con los importes de gastronomía. A unas cuadras del centro se consigue una pizza grande de mozzarella a partir de $130 o una hamburguesa completa por $110. Aunque llegando al sector peatonal, la pizza no baja de los $200. Lo mismo sucede con las pastas: en la zona de playa un plato de ravioles cuesta $110 y en la peatonal arranca en $160.
Si hay una ciudad donde la variabilidad de precios es enorme, esa es Mar del Plata. Hay valores para conformar a familias de alto poder adquisitivo y también a aquellas de ingresos bajos que hacen un esfuerzo económico para salir a veranear. Este año, La Feliz volvió a ponerse de moda entre los jóvenes y la temporada viene bien. Los negocios también se acomodaron a las nuevas costumbres de los turistas, que salen de compras y de paseo muy tarde y ampliaron su horario comercial. Eso ayuda, aunque igual la venta es floja.
La seguridad es un motivo que aleja al visitante de la costa argentina y la cambia por Punta del Este. Además, incide que las playas de Uruguay son más templadas y menos ventosas. Eso las hace algo más atractivas a igualdad de condiciones (distancia, precios y propuestas de playa).
En la Costa Atlántica, para abaratar y hacer la estadía acorde al presupuesto, las familias prescinden de las carpas, que siempre fueron un factor problemático por los costos excesivos. En Pinamar, por ejemplo, alquilar una carpa sale entre $900 y $1800 por día, cuando en Río de Janeiro cuesta $60. La gente ya no alquila carpas todo el mes.