Las ventas en supermercados y almacenes están siendo las que menos consiguen recuperar su vitalidad, a pesar de ser los productos básicos para la subsistencia.
El último dato consolidado de las consultoras que monitorean las góndolas, mostró que en marzo, la caída de las ventas fue del 5 por ciento, respecto del mismo mes del año pasado, en el caso de CCR, y del 5,6 por ciento, según la medición de Scentia.
Si bien, hubo una desaceleración de la caída, todavía los niveles se mantienen en márgenes muy bajos, en especial en las grandes superficies. De acuerdo a CCR, mientras la caída promedio en todos los canales fue del 5 por ciento, en los híper y supermercados llegó al 5,3 por ciento y en los autoservicios al 4,7 por ciento. En febrero, las mermas fueron del 5,7, 6,1 y 5,3 por ciento respectivamente. Esta medición toma en cuenta las ventas de 144 categorías de productos, entre ellos alimentos, bebidas, cosmética, tocador y limpieza.
En marzo, según CAME, la caída promedió fue del 4 por ciento, mientras que en abril, la merma fue del 3,8 por ciento. “Sobre fin de mes las ventas comenzaron a moverse con más fuerza dejando buenas expectativas para mayo, especialmente en rubros como artículos electrónicos, alimentos y artículos deportivos”, señala Fabián Tarrío, presidente de la entidad. Los datos privados del consumo en abril en los supermercados se van a conocer esta semana.
Por otro lado, volviendo a la imagen del principio, los sectores que más parecen estar traccionando la locomotora del consumo son las ventas de inmuebles, (registraron una suba del 57,4 por ciento en el primer trimestre del año, en la Ciudad) de motos, (30,6 por ciento en abril) y de autos 0 km. Según los datos de la Asociación de Concesionarios de Automotores de la República Argentina, en abril se registraron 63.091 patentamientos, cifra que marca un incremento del 3,5 por ciento frente a igual mes del año pasado. También se empieza a ver un mayor consumo de la población con las tarjetas de crédito, según vienen relevando las administradoras de los plásticos.
Por eso, llama la atención el contraste entonces con la menor recuperación de los productos básicos de la canasta, más impactados por la inflación. Una razón, según explican los analistas, es que se estaría evidenciando la ampliación de la brecha entre los consumidores más acaudalados y aquellos de menores ingresos. En especial, teniendo en cuenta que sectores aún no cerraron paritarias y arrastran una caída del poder adquisitivo del orden del 7 por ciento interanual.
Osvaldo del Rio, presidente de Scentia, agregó: “El consumo masivo está más relacionado a la masa crítica que genera la gente de clase media hacia abajo, quienes son los más golpeados y dejan de comprar lo que menos necesitan. Seguramente compran menos que en otros momentos y cambian a productos más baratos”.