La ministra de Desarrollo Social, Carolina Stanley, reconoció que la situación no es la mejor. “Estamos atravesando un momento difícil. Pero convencidos de que vamos en un camino que en lo social empezó hace tiempo, y que muchas cosas que venimos trabajando hoy son una realidad que llegó para quedarse. Hoy estamos tranquilos porque estamos acompañando a esas familias para que puedan atravesar este momento difícil”, dijo.
“Lamentablemente, la pobreza y la indigencia en Argentina son muy altas. El número a veces no nos permite entender que estamos hablando de hombres y mujeres que están en esa situación. Pero también es cierto que como gobierno decidimos enfrentar este tema diciendo la verdad, después de años de un Indec que no medía”, agregó.
Y aclaró que no se van a recortar planes. “El Gobierno siempre fue claro: la inversión social es una prioridad. Uno de los ejes de campaña fue la reducción de la pobreza, y esto se manifestó en que el Presupuesto actual destina más del 70% a inversión social. Y esto tiene que ver con planes y también con infraestructura, salud y educación. El compromiso sigue firme. Además, a partir del acuerdo con el FMI se acuerda medir indicadores sociales, y en caso de que empeoren, el Fondo puede relajar la meta para destinar más plata a inversión social. Puedo darle la tranquilidad a la gente que hoy recibe distintas cosas del ministerio, como asistencia social, de que eso se va a cuidar. Van a seguir acompañados”.
En una entrevista con Perfil también habló de los dirigentes sociales. “Tengo buena relación, un diálogo casi permanente. No significa que estemos siempre de acuerdo, pero podemos hablar. Uno de mis compromisos en la última reunión fue la actualización de planes, que desde diciembre del año pasado no se actualizaban: iba a ser de $ 5.000, y pasamos a $ 5.500 desde agosto”, señaló.
Y concluyó diciendo sobre los piquetes: “Siempre apelo a la responsabilidad de todos los que trabajamos en lo social. Me parece que hay temas que merecen nuestro respeto y nuestra madurez. Los temas sociales no deberían ser rehenes de la política partidaria. No obstante, hemos visto cómo muchas veces, en épocas electorales, se radicalizan las protestas y un método, que tenemos que trabajar para desterrarlo y que tiene que ver con la extorsión en la calle: los piquetes. Me pongo en el lugar de aquellos que viven un momento difícil y estoy con todo el ministerio para acompañarlos, pero no es justo que traten de representarlos extorsionando con un corte de calle o un piquete”.