Era el 2013. Debatían los tres principales candidatos a diputados nacionales por la Ciudad –Juan Cabandié (Frente para la Victoria), Elisa Carrió (UNEN) y Sergio Bergman (Pro)-. Los ejes centrales que abrieron las discusiones más tensas, en especial entre Carrió y Cabandié, fueron la política de derechos humanos y las denuncias sobre supuestos hechos de corrupción que salpican al gobierno nacional.
Pero, además, Carrió denunció a Nicky Caputo por el acuerdo de Macri y Cristóbal López. Y no se olvidó del rabino Bergman: le dijo, en tono burlón, que él “no quería luchar contra la corrupción”. Cuatro años más tarde, ambos pertenecen a Cambiemos, que levanta, extrañamente, la bandera de la “transparencia” y la “no corrupción”.