Temor de Villarruel por un acuerdo entre Santiago Caputo y los K en el Senado

Temor de Villarruel por un acuerdo entre Santiago Caputo y los K en el Senado

El asesor presidencial alienta una nueva embestida contra la Vicepresidenta.


En varios despachos del Senado, se sigue con atención la intensa confrontación entre la Casa Rosada y Victoria Villarruel. Todas las miradas están puestas en la crucial sesión preparatoria que la Cámara alta debe llevar a cabo a finales de febrero. En esta reunión, la vicepresidenta buscará reafirmar su control sobre el Senado mediante el nombramiento de dos cargos clave: las secretarías Administrativa y Parlamentaria.

Los rumores están en el aire, y muchos predicen que Santiago Caputo está preparando, bajo las órdenes de Javier y Karina Milei, lo que algunos describen como “la humillación definitiva” para Villarruel. Se especula que será forzada a ceder el control del Senado a funcionarios impuestos por el kirchnerismo. Una vez ejecutada esta maniobra, se repetiría el patrón observado con cada acción reciente de la vicepresidenta: el súper asesor y su red de cuentas en redes sociales la acusarían de haber perdido el control del Senado.

Las secretarías en disputa durante la sesión preparatoria están actualmente lideradas por Maria Laura Izzo (Administrativa) y Agustín Giustinian (Parlamentaria). Fueron elegidos para estos cargos en diciembre de 2023, después de que Villarruel lograra un hábil trabajo de persuasión con los bloques dialoguistas. Esto le permitió reunir una mayoría de 39 votos, superando al kirchnerismo, que se resistía a perder el control del Senado.

Con el paso del tiempo, esos momentos de éxito para la vicepresidenta parecen lejanos. Su relación con su compañero de fórmula y actual Presidente se ha deteriorado de manera significativa y pública. Desde el propio Gobierno se afirma que esta situación es irreversible.

La relación con Izzo se deterioró hace ya varios meses debido a diferencias que se intensificaron con el tiempo. Esta fue la primera señal del aislamiento de Villarruel en un entorno complaciente, conocido de manera despectiva como “los villarruelines”. Este proceso se ha agudizado recientemente con la solicitud de renuncia de varios funcionarios de segunda línea, quienes fueron reemplazados por militantes de la vicepresidenta o miembros de la familia militar.

Actualmente, Izzo está casi fuera del Senado. De hecho, solo permanece en su puesto para mantener las apariencias, mientras Villarruel espera poder nominar a un sucesor en la sesión preparatoria de finales de febrero. El nombre que suena para reemplazar a Izzo es el de Iris Speroni, economista, actual directora general de Auditoría de la Cámara alta y uno de los “halcones villarruelistas” que rodean a la vicepresidenta. Habrá que ver si la Casa Rosada permite que llegue a ser secretaria administrativa.

En diciembre pasado, las alarmas en el tablero político de Villarruel se encendieron con una versión que indicaba que el kirchnerismo, en pleno entusiasmo tras lograr la expulsión de Kueider, quería hacerse con la Secretaría Administrativa del Senado, un cargo clave ya que controla la ejecución del presupuesto y los nombramientos de personal, tanto de la Cámara como de los senadores.

Se decía que la movida contaba con el respaldo de la Casa Rosada, lo que generó pánico entre el círculo más cercano a la vicepresidenta. En respuesta, enviaron emisarios a los despachos de los senadores más críticos del Gobierno para indagar si estarían dispuestos a unirse a una eventual ofensiva del bloque Unión por la Patria, liderado por José Mayans (Formosa).

No obstante, el kirchnerismo no parece ser el mayor adversario de Villarruel en estos momentos. “Estamos listos para respaldar a quien la vicepresidenta elija. Sin embargo, es crucial conocer los movimientos de Santiago Caputo”, comentó un senador opositor que mantiene un enfoque dialoguista y sigue de cerca los recientes acontecimientos de la intensa disputa entre la vicepresidenta y la Casa Rosada.

El temor al fuego amigo dentro del libertarismo está más que justificado. La semana pasada, el jefe de Gabinete, Guillermo Francos, llevó sus diálogos con los bloques políticos al Senado para tratar el temario de las sesiones extraordinarias, reservando un lugar en la mesa para Villarruel, quien actuó como anfitriona del encuentro.

Lo que parecía un gesto de reconciliación no duró mucho. Ese mismo día, Caputo se encargó de difundir un mensaje contundente a través de algunos medios: la imagen de Villarruel con Francos no significaba ningún cambio, las relaciones con la vicepresidenta están completamente rotas, fue el mensaje que el asesor presidencial se esforzó por transmitir.

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