Manifestantes antigubernamentales en Bolivia bloquearon algunas de las principales carreteras del país esta semana para oponerse al retraso de las elecciones generales y criticar la respuesta fallida del gobierno a la pandemia de coronavirus.
Los manifestantes —que apoyan al ex presidente Evo Morales— dicen que establecieron 70 bloqueos de carreteras, atrapando a unos seis millones de residentes de tres regiones montañosas, incluida la metrópolis más importante del país, La Paz. El bloqueo ya ha suscitado el temor de que haya escasez de alimentos y gasolina, lo que ha empujado a multitudes de habitantes en La Paz a las calles para hacer fila frente a los mercados y las estaciones de gasolina.
La pandemia ha matado a más de 210.000 personas en América Latina y ha sumido a su economía en la recesión más profunda en, al menos, un siglo, según las Naciones Unidas. Bolivia, si se ajusta en función de la población, sufre uno de los mayores brotes de la región; el virus ha matado a 3000 personas, enfermado a altos funcionarios del gobierno y desbordado a los hospitales.
El jueves, el gobierno dijo que rompería los bloqueos a la fuerza si no podía llegar a un acuerdo con los organizadores. La amenaza revivió los temores de un regreso a la violencia política del año pasado, cuando dos decenas de partidarios de Evo Morales murieron durante enfrentamientos con las fuerzas de seguridad bolivianas.
Los organizadores de la protesta dijeron que estaban permitiendo que los trabajadores y proveedores médicos y el combustible pasaran a través de los bloqueos. Pero los funcionarios de salud del gobierno dijeron que los bloqueos han reducido el suministro de oxígeno y otros materiales para el tratamiento del coronavirus, lo que ha causado muertes.
Aunque no hay cifras oficiales, los médicos en los hospitales locales dijeron que al menos ocho pacientes han muerto en las ciudades de Oruro y El Alto, en las afueras de La Paz, debido a la escasez de oxígeno de esta semana.
Los manifestantes “no dejan pasar ambulancias, las apedrean, amenazan con quemarlas”, dijo Antonio Viruez, jefe de emergencias del Hospital del Norte de El Alto, el más grande de la ciudad. “La situación es justamente crítica porque no existe la llegada de medicamentos ni insumos”.
Las protestas de esta semana fueron provocadas por la decisión que tomó el mes pasado el Tribunal Supremo Electoral de retrasar las elecciones generales por segunda vez este año, citando preocupaciones de salud. Se suponía que se llevaran a cabo el 6 de septiembre, pero ahora se han pospuesto para octubre.
Los opositores al gobierno en la clase trabajadora y las zonas rurales de Bolivia han acusado a la presidenta interina del país, Jeanine Añez, de utilizar las demoras para salvar una campaña electoral que naufraga y redoblar la persecución a los opositores.
Los manifestantes han pedido al tribunal electoral que restablezca la fecha anterior de la elección o, al menos, garantice que no habrá más demoras.
“La gente está muy molesta y muy comprometida”, dijo Lander Marca, trabajador de una radio local en la región boliviana de cultivo de hoja de coca de Chapare, un hervidero antigubernamental cuyos residentes han bloqueado la principal carretera este-oeste del país. “Ellos quieren que sus derechos políticos se respeten”.
Al igual que decenas de otros activistas, funcionarios y periodistas antigubernamentales, Marca fue recientemente detenido y acusado por las fuerzas de seguridad de cargos relacionados con la violación del orden público. No ha comparecido ante el juzgado y permanece bajo arresto domiciliario casi cuatro meses después de su detención.