El miércoles desde el entorno de Victoria Villarruel desmintieron que existiera la posibilidad de bajar el DNU 70/2023 del temario a tratar en la sesión del Senado convocada para este jueves. Durante todo el día habían circulado rumores sobre el enojo de Javier Milei con su compañera de fórmula por haber aceptado debatir el decreto en el recinto.
Y aunque cerca de la dirigente hicieron todo lo posible para bajarle el precio a esa versión, dos horas después la cuenta en X de la Oficina del Presidente comunicó su “preocupación por la decisión unilateral de algunos sectores de la clase política que pretenden avanzar con una agenda propia e inconsulta”. Sin nombrarla, desde el Poder Ejecutivo le pusieron fin a las especulaciones y dejaron en evidencia que el conflicto es real.
El comunicado de Presidencia se publicó a las 18.54. En ese mismo momento se estaba desarrollando la reunión de Labor Parlamentaria en el Senado, en la que Villarruel iba a acordar con los presidentes de los bloques cómo se iba a desarrollar la sesión. Hasta último momento, y a pesar de que el oficialismo pareciera no tener los votos para su aprobación, la vice se mantuvo intransigente con la decisión de que el DNU fuera tratado.
En el Ejecutivo lo sabían. Por eso, en el texto se planteó que “el potencial rechazo del DNU, que actualmente se encuentra próximo a su definición de la Corte Suprema de Justicia, conllevaría un grave retroceso en los derechos y necesidades del pueblo argentino”. Y fue más allá: “El Gobierno Nacional espera que el Poder Legislativo no se deje cautivar por el canto de sirena de quienes pretenden ‘anotarse’ victorias de corto plazo”.
— Oficina del Presidente (@OPRArgentina) March 13, 2024
Aunque hubo unos minutos en los que trascendió que el tratamiento del DNU se podría suspender, a través del despacho de una senadora, el decreto no fue eliminado del temario. El “poroteo” de las horas previas a la sesión indica que a Unión por la Patria (UP), que tiene 33 senadores, solo le harían falta cuatro votos para tener la mayoría para rechazarlo.
Los plazos legales del tratamiento del DNU están vencidos desde hace más de un mes. Sin embargo, en tanto no sea tratado, el decreto continúa vigente. Hasta ahora solo está paralizada la reforma laboral (por un fallo de la Justicia) y algunos casos puntuales vinculados a prepagas que obtuvieron una cautelar a su favor por los aumentos. El rechazo del Senado sería solo un paso ya que para que el decreto se dé de baja es necesario que se pronuncie de la misma forma la Cámara de Diputados.
Días atrás, desde el entorno insistían con la idea de que el debate no era más que “un acuerdo político”, cuestionaban a aquellos que decían que la Vice estaba incumpliendo sus deberes de funcionaria pública por no llevar el tema al recinto a pesar de que los plazos estuvieran vencidos y decían que era conveniente esperar hasta que esté garantizada la victoria. Por eso, la pregunta que circuló con más fuerzas desde que se supo que se iba a incluir en el temario es por qué la vice habilitó el tratamiento del DNU.
La mayoría especuló sobre el último conflicto entre Milei y Villarruel por la suba de los salarios de los legisladores. Apenas se conoció la noticia, el presidente presionó para que tanto en la Cámara de Diputados como en el Senado dieran marcha atrás. El diputado Martín Menem aceptó de inmediato. La Vice, en cambio, demoró y tomó la decisión a regañadientes. Entre sus adversarios interpretaron el llamado a sesión como una “venganza”.
Sin embargo, ese fue solo el último capítulo de la interna en la fórmula presidencial y el malestar se remonta hasta el mismo inicio de la gestión. Durante toda la campaña, Milei había dicho que Villarruel iba a ser quien designara a los ministros de Defensa y Seguridad. Sin embargo, las carteras quedaron en manos del macrismo, con Patricia Bullrich y Luis Petri. En el entorno del libertario siempre observaron con desconfianza que la dirigente tuviera una agenda propia -incluso llegó a posar en manifestaciones con el logo de una V- y que mantuviera reuniones con empresarios y dirigentes políticos por su cuenta.
Durante el miércoles, mientras crecían las versiones de tensión, desde el entorno de Villarruel repitieron que la vice había “conversado en varias oportunidades” con el Ejecutivo sobre el tratamiento del DNU en el Senado. Sin embargo, el mismo Milei aportó una pista esta mañana sobre cuál era su estado de ánimo con la decisión durante una entrevista con Eduardo Feinmann.
La mayoría especuló sobre el último conflicto entre Milei y Villarruel por la suba de los salarios de los legisladores. Apenas se conoció la noticia, el presidente presionó para que tanto en la Cámara de Diputados como en el Senado dieran marcha atrás. El diputado Martín Menem aceptó de inmediato. La Vice, en cambio, demoró y tomó la decisión a regañadientes. Entre sus adversarios interpretaron el llamado a sesión como una “venganza”.
Sin embargo, ese fue solo el último capítulo de la interna en la fórmula presidencial y el malestar se remonta hasta el mismo inicio de la gestión. Durante toda la campaña, Milei había dicho que Villarruel iba a ser quien designara a los ministros de Defensa y Seguridad. Sin embargo, las carteras quedaron en manos del macrismo, con Patricia Bullrich y Luis Petri. En el entorno del libertario siempre observaron con desconfianza que la dirigente tuviera una agenda propia -incluso llegó a posar en manifestaciones con el logo de una V- y que mantuviera reuniones con empresarios y dirigentes políticos por su cuenta.