El periodista estadounidense Jon Lee Anderson publicó un extenso perfil sobre Javier Milei en The New Yorker. En el texto, describe al presidente argentino como “un economista libertario dado a provocaciones escandalosas” que “quiere rehacer la nación”, y se pregunta si “podrá sobrevivir a su estrategia de terapia de choque”.
“Durante mi visita, sus altas ventanas estaban bloqueadas por pesadas cortinas doradas, que estaban cuidadosamente cerradas con alfileres para impedir la entrada de la luz. Al explicar la atmósfera crepuscular, Milei señaló sus ojos y dijo que era fotosensible. Me contó que la tarea de combatir la inflación lo mantenía trabajando desde el amanecer hasta bien entrada la noche. Sonriendo con tristeza, se dio unas palmaditas en la cabeza y dijo: ‘Me están saliendo algunas canas y se me está afinando la parte superior’”, reconstruye el periodista.
Anderson optó por no preguntar por Conan, la enigmática mascota del mandatario. “Me dijeron que había un tabú en torno al tema”, aclara aunque contó que Milei le compartió que “una vez a la semana se las arreglaba para salir a pasear con sus ‘hijos de cuatro patas’”.
Titulado “The other MAGA president”, el artículo de Anderson lo califica a Milei como “rimbombante y errático” y hace una comparativa entre el libertario y Donald Trump.
“Durante mi visita, su estilista paró la conversación para ajustarle el pelo”, cuenta el periodista y señaló que Milei detalló sobre la diputada Lilia Lemoine: “Ella quiere que tenga una mezcla entre Elvis Presley y Wolverine”.
.@jonleeanderson3 spends time with the President of Argentina, Javier Milei, a self-described “anarcho-capitalist” whose plan to remake his country begins with waging war on the government. https://t.co/uxtBaUuYgs
— The New Yorker (@NewYorker) December 2, 2024
Economía y vínculo con Victoria Villarruel
Sobre la economía, el periodista apunta: “Cuando lo conocí este otoño, había recortado el gasto público en un 30% y había comenzado a reducir la inflación. Pero lo había hecho modificando el pacto entre el Estado argentino y sus ciudadanos: recortando los aumentos del costo de vida para los jubilados, la financiación de la educación y los suministros para los comedores populares en los barrios pobres. Según con quién se hablara, la Argentina de Milei era un paraíso terrenal en ciernes o un avión que se precipitaba hacia el suelo”.
“Fuera del trabajo, Milei parece haber llevado una vida solitaria. Al parecer tenía pocos amigos cercanos y pasó una década sin hablar con sus padres. Mariano Fernández, un economista que trabajó con él a partir de 2005, lo recuerda como un solitario; Fernández lo llevó algunas veces a bares, donde Milei, abstemio, pidió jugo. La conversación era generalmente impersonal, centrada en política, perros y, la mayoría de las veces, debates sobre economía”, agrega.
Anderson también dedica algunas líneas a la vicepresidenta Victoria Villarruel, sobre la que dice: “Es una guerrera cultural ultraconservadora, tan interesada en cuestiones sociales como en las económicas. Villarruel menosprecia ‘la dictadura de las minorías’ y ha enardecido a los defensores de los derechos humanos al instar a reconsiderar la Guerra Sucia. Bajo el gobierno de los Kirchner, el gobierno juzgó y encarceló a cientos de oficiales y funcionarios que participaron en el terrorismo de Estado. Villarruel, hija de un teniente coronel argentino, lleva años pidiendo que se recuerde a las fuerzas armadas como las ”otras víctimas“ del terrorismo”.