Las fiestas electrónicas están en la mira de todos desde la tragedia de Time Warp, que dejó un saldo de cinco jóvenes muertos por consumo de drogas sintéticas. La tragedia determinó que se prohibieran en la Ciudad.
Es por eso que las fiestas se trasladaron a la Costa argentina. La ciudad balnearia de Mar del Plata, que primero había suspendido este tipo de fiestas, acordó con los organizadores el refuerzo de medidas de seguridad y autorizó solo dos, realizadas este fin de semana. En próximos días evaluarán resultados y se determinará si se permitirán otras cuatro programadas para el resto de mes.
En la primera de las dos fiestas electrónicas autorizadas por el municipio, la policía demoró a 43 jóvenes con distintos tipos de drogas pero solo uno de ellos, que guardaba ocho pastillas de éxtasis, fue aprehendido y puesto a disposición de la justicia.
El despliegue de controles fue otra vez intenso en el acceso al parador Mute, donde tocaba el trío británico Above & Beyond ante diez mil asistentes, y también en el interior del espacio, donde además hubo alta demanda para los servicios sanitarios. Los médicos asistieron allí a más 20 personas descompensados por ingesta de drogas sintéticas. Con mismo cuadro clínico dos jóvenes fueron internados esta madrugada en una clínica local pero el secretario de Salud de la comuna, Gustavo Blanco, aclaró que estos casos procedían de otros locales nocturnos.
“En la fiesta electrónica de playa pudimos atender a todos los pacientes en los puestos allí instalados y sin necesidad de traslados”, dijo. Y anticipó que si bien en el lugar se reforzaron las medidas de control integral como solicitó el municipio, con estos resultados habrá que tomar recaudos adicionales para el desarrollo de próximos eventos similares. “Habrá que exigir todavía algo más”, señaló.
Personal del área de Control de Drogas Ilícitas de la Provincia de Buenos Aires logró detectar a viarios de los jóvenes que pretendían ingresar con drogas a esta fiesta. Se secuestró pastillas de éxtasis, LSD, marihuana, ketamina y GHB, conocido como “éxtasis líquido”.
La continuidad de los muertos por sobredosis y los detenidos por traficar drogas demuestra la necesidad de nuevas políticas que se están probando que no solo sean el control policial.