Miguel Ángel Toma, exministro del Interior y secretario de Inteligencia, participó del quinto desayuno para miembros de la Fundación Apolo, que fue moderado por Ricardo Salas, Asesor de Seguridad de la ONU.
Toma recorrió parte de su carrera e hizo hincapié en cómo el kirchnerismo desarticuló una estructura de inteligencia que era, a su juicio, muy profesional. También mencionó la necesidad de cuidar las fronteras y resaltó la importancia de tener un departamento de ciberseguridad.
«Hay una enorme confusión sobre qué es la inteligencia, sobre el concepto. Muchas veces, esa deformación es intencional», refirió. Y luego, explicó: «La Ley 25520, que es la que rige hoy la estructura de inteligencia, la elaboramos en el año 2001. La define como “aquella actividad indelegable del Estado por la cual se encuentran protegidos intereses estratégicos de la Nación frente a cualquier amenaza de naturaleza interna o externa”. Cuando aparecen Gobiernos de naturaleza autoritaria, lo que ocurre es una deformación de este concepto y esta actividad, y se la degrada a la condición de espionaje».
«No son lo mismo. Esta última es un mecanismo por el cual, un gobierno autoritario, en lugar de utilizar los instrumentos de la inteligencia para proteger intereses de la Nación, los usa como instrumento de control y represión social para defender intereses particulares y circunstanciales de un gobierno. Esa deformación fue muy visible durante los gobiernos kirchneristas», agregó.
Por otro lado, recordó: «Yo era oposición y Carlos Becerra un hombre del radicalismo cordobés. Trabajamos en conjunto y sacamos la Ley 25520, que derogó todos los instrumentos legales e ilegales preexistentes que regían hasta ese momento. Antes no había transparencia, control ni una idea clara de lo que era».
En esa línea, remarcó la necesidad del diálogo político, al sostener que «hay temas, en la Argentina, que necesariamente tienen que ser producto de políticas de estado, donde la pertenencia circunstancial a determinados alineamientos partidarios, no nos puede hacer olvidar el rol principal de la política que es, sustancialmente, dar respuestas a intereses nacionales. Cada uno desde su perspectiva, con sus matices, pero cuando llega el momento de la discusión de estos temas, no puede sino primar la necesidad del diálogo, el acuerdo y el consenso».
Respecto al ataque terrorista a la AMIA, ocurrida el lunes 18 de julio de 1994, Toma manifestó: «El informe AMIA era extraordinario por su extensión y por su consistencia» porque explicaba «cómo se produjo el atentado, la responsabilidad de Irán, Hezbollah, cómo se financió, la relación de los servicios de inteligencia iraníes, la tarea de las mezquitas como elementos de captación militantes para eventos terroristas. Hasta pudimos establecer en qué momento se había decidido el ataque: un 14 de agosto de 1993, a las 16.30 horas y en la ciudad santa de Mashhad, se reunió el consejo supremo religioso de Irán presidido por la máxima autoridad religiosa con cinco ministros. Ahí exponen los cuatro o cinco blancos posibles y eligen la AMIA».
Asimismo, alertó sobre el avance del grupo armado liderado por Jones Huala, la Resistencia Ancestral Mapuche (RAM) y apuntó: «Bolivia está dando pasaportes reales con identidades falsas a iraníes, rusos. Porque es la manera que estos países tienen de ingresar a países de occidente para hacer tareas de espionaje».