Mientras se observan los cortocircuitos entre el expresidente Mauricio Macri, la presidenta del Pro, Patricia Bullrich y el jefe de Gobierno Horacio Rodríguez Larreta, gran parte de Juntos por el Cambio (JxC) se reunió el miércoles en la Sociedad Rural en un evento organizado y convocado por empresarios, dónde en cada una de las disertaciones se escucharon menos recriminaciones y más llamados a la unidad.
A lo largo de cuatro horas expusieron, durante 20 minutos cada uno, Patricia Bullrich, Horacio Rodríguez Larreta, Gerardo Morales y Miguel Ángel Pichetto -presidenciables de JxC-, así como el precandidato a presidente libertario, Javier Milei, y el gobernador de Córdoba, Juan Schiaretti.
Más tarde, Bullrich hizo lo propio. Consultada por los medios sobre el tema, prefirió no tirar más leña al fuego. “No voy a volver a hablar sobre la decisión de Rodríguez Larreta”, recalcó.
Algo similar ocurrió con los socios de la coalición, como el peronismo de Miguel Ángel Pichetto y la Unión Cívica Radical, que a través de su presidente, Gerardo Morales, puso paños fríos. “Calma Pro, porque tenemos un gran desafío por delante”, pidió el gobernador de Jujuy en su discurso en La Rural. Y agregó, con ironía: “Nos han copiado lo peor a nosotros (la UCR), que son las internas”.
Al final de la jornada, fue el turno de Rodríguez Larreta, en el evento en La Rural, y aseguró: “No hay ninguna posibilidad de que haya una ruptura”.
“Me hago responsable desde el lugar que a mí me toca. Tenemos un mecanismo de cómo se eligen las candidaturas que son las PASO”, aclaró el alcalde porteño.
“Respecto a la decisión que a mí me tocó tomar: yo tengo una ley que dice que se vota con boleta única y no hay margen para la interpretación. Además, es algo que venimos promoviendo desde JxC y el PRO desde hace años”, explicó.
La idea de bajar los decibeles por parte Larreta, Macri y Bullrich significó una tregua pública. Sin embargo, la situación interna, puertas adentro, continúa muy caldeada.
Es que en Macri persiste el enojo y la “desilusión” con la decisión y las formas con las que el jefe de Gobierno ejecutó una medida. La estrategia narrativa de Rodríguez Larreta consiste en responder a cada instante que lo que él hizo es “cumplir la ley”.
Pero, en el Pro conocen que todo sistema electoral es, por definición, una fórmula para repartir el poder. Es decir, cada modificación o decisión sobre la ingeniería electoral (tanto a nivel sistema electoral como de instrumento de votación) supone efectos prácticos concretos en torno al reparto de la representación política.
De fondo, la puja por la Ciudad entre Larreta y Macri es una disputa por dos tipos de liderazgo en Juntos por el Cambio (JxC). El macrismo y el bullrichismo tienen una concepción de poder más bien agonal y de confrontación con el adversario. El jefe de Gobierno, en cambio, cree en los acuerdos políticos como forma de arribar a consensos. Maneras distintas de tejer poder. En ese sentido, Larreta se aleja de los espacios libertarios y apuesta por un plan presidencial centrípeto. El macrismo está convencido de que la jugada del larretismo tuvo, tras bambalinas, el propósito de allanar el triunfo de Martín Lousteau en la Ciudad.
Es en medio de esta disputa ambos sectores sellaron el miércoles una especie de pacto implícito de no agresión mediática. Los dos sectores observan con atención el “fenómeno Milei”. Larreta, especialmente, detecta que el diputado libertario canaliza un “voto bronca”. Por eso, entiende que es necesario evitar la confrontación pública porque pueda derivar en una fuga de votos por derecha.