Trump: una era entre algoritmos y aranceles

Trump: una era entre algoritmos y aranceles

Opinión


El 20 de enero no será un día más en el planeta Tierra. Más allá que Estados Unidos de América haya dejado de ser la gran potencia hegemónica mundial, no hay dudas sobre su condición de primera potencia industrial y comercial, hoy amenazada por la República Popular China cada vez más de cerca, incluso superada por la misma, en algunos campos. Pero además de la importancia del país norteamericano, Donald Trump asumirá ese día su segundo mandato presidencial y la potencia demoledora de su triunfo, las promesas electorales y sus declaraciones en los últimos días, generan una inestabilidad global en todos los continentes. En algunos casos la cuestión pasa centralmente por la incertidumbre y solo esperan a ver los primeros movimientos del magnate mientras que en otros -más acosados por la debilidad política- directamente hay una paranoia importante respecto de cómo pueden afectar las políticas del jefe de MAGA a sus países.

Hay muchos escenarios mundiales (y líderes) que le son conocidos al presidente electo, y en todos ellos pareciera estar decidido a jugar con una fuerza arrolladora, como si fuera la última oportunidad del mundo de generar nuevas reglas. Lo mismo promete puertas adentro de los Estados Unidos, en dónde el establishment estaba muy cómodo de la mano del viejo Joe Biden, haciendo sus negocios desde el festival del lobby y su magia, aunque ello los alejara de la gente, y desconectara su percepción de lo que a la gente le sucedía en su plano personal o familiar. Trump tuvo que saltar varios obstáculos para llegar a ser reelegido, entre cuestiones de lawfare –acusaciones varias- e intentos de asesinato fallidos por milímetros. Eso muestra en una pincelada el nivel de sensibilidad que habita en determinadas cabezas del poder real en ese país con la llegada del “Señor” de Mar-a-Lago desde Palm Beach a la Casa Blanca.

Los conflictos internacionales transitan otra etapa ahora, más intensos y con las contradicciones más marcadas en todas partes. Existen 50 guerras de distinta escala en el mundo, en donde sobresalen, por la luz occidental, la de Ucrania/OTAN con la Federación de Rusia y todo lo que sucede en Medio Oriente entre Israel e Irán -de manera indirecta- con todos sus movimientos satélites.

La consolidación de los BRICS como herramienta global emergente, la amenaza constante de China con Taiwán, el eje Cuba, Venezuela y Nicaragua siempre cerca de USA, la crisis de liderazgos en la Unión Europea, en donde los países más potentes históricamente como Francia y Alemania transitan por una agonía extrema de sus mandatarios, y el Reino Unido post Brexit no logra arrancar y solo suma problemas. Podemos seguir con los vecinos. México con la incógnita de Claudia Sheinbaum y sus convicciones y Canadá (con Justin Trudeau renunciado y en crisis), primer país vapuleado por Trump de entrada, miran con atención los movimientos del socio gigante.

En términos bélicos el único país que puede estar tranquilo es Israel ya que sería altamente improbable que se produzcan desacoples entre estos países, más allá de cortocircuitos menores. Todos los demás aliados históricos, empezando por la OTAN están cortando clavos, dando por hecho que la ecuación económica futura no los favorecerá y además los europeos tienen una guerra en Ucrania que no podrán sostener de ninguna manera sin un fuerte apoyo americano, por lo menos como hasta ahora.

Más allá del conocimiento mutuo, no son el mismo Trump y el mismo Vladimir Putin de cuatro años atrás. Ambos tienen sus cosas muy claras y saben cómo llevarlas a cabo. Si bien la situación allí ha cambiado – y mucho- pueden apelar a la vieja receta que les dio buenos resultados en otra etapa. Decime qué necesitas, yo te digo lo mismo y vemos si lo podemos solucionar. Pragmáticos, buscando soluciones y no más problemas. Veremos si lo logran. El mundo mira, pero poco les importa. El mundo se maneja con relatos absurdos que han fracasado no sólo en Estado Unidos sino en todo el mundo. Por eso Europa está como está, de rodillas como jamón del sándwich entre las dos tapas. Una pesadilla que puede ser mucho peor que los horrores que padecen ahora por las malas decisiones tomadas. La UE hizo un seguidismo -sin objetivos- que le salió bastante caro en todo sentido. Nada cambiará si no cambian ellos, no sería razonable esperar la misma caridad burlona de Trump que de Biden. Un párrafo aparte para Xi Jinping y China, que espera la furia comercial del presidente americano con su milenaria cautela, con la firmeza y templanza que lo caracteriza. También se conocen y respetan la talla del otro. Será uno de los grandes duelos del planeta.

Esta es la etapa de los aranceles para todos en el tema comercial y de los algoritmos para hacer la política y la guerra. Toda esa gran movida debe ser perfectamente coordinada, sin contradicciones.

La aparición de Elon Musk es el dato más importante que tiene este momento político y aporta significativamente en ambas direcciones. Además de su enorme aporte a la campaña, aunque proporcionalmente a su fortuna es algo menos escandaloso, el magnate más rico del mundo con 420.000 M de dólares, demostró que además de ser un genio tiene una ambición política similar a su billetera para lo que viene. Además de montar un comando de campaña independiente, el América PAC, un súper PAC con el respaldo de varias de las empresas tecnológicas (que funcionará también para las legislativas de 2026) Musk se transformó en un vocero del malestar americano y de su sueño original, siendo eficaz y decisivo en estados claves como Pensilvania, entre otros. El complemento ideal para hacerle un refresh instantáneo a la propuesta de libertad de Trump, sobre todo en el tema de reducir el déficit fiscal, eliminando drásticamente algunos gastos del Estado para que éste brinde de manera más inteligente y eficiente los servicios que sí debe dar. Lo mismo hizo en X cuando adquirió la red social, con resultados polémicos hasta ahora. Y además no es lo mismo una empresa que el Estado. La otra duda es el nivel de permisos de información y secretos que manejará Musk teniendo en cuenta su inmensa actividad privada que ya lo ha puesto en contacto con muchos líderes mundiales, en especial en China donde reside parte de su imperio automotriz Tesla. La distancia entre ambas cosas será algo que deberá manejar con pericia de cirujano.

Cierro con su posteo de hace cinco minutos: “Si Donald Trump no hubiera ganado estas elecciones, la civilización se habría perdido”.

Ya falta menos, dos semanas y promete ser un año muy intenso. Lo único seguro es que el mundo no volverá a ser el mismo en sus relaciones globales. Seguramente más cerca del vale todo, veremos qué ideas y quiénes serán los beneficiados de esta etapa. Pocos líderes en el mundo a su altura, es una ventaja. Ninguno en Occidente, otra.

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