El banco HSBC advirtió que la situación en la Argentina empeorará antes de mejorar, no descartó una dolarización en el futuro cercano y pronosticó una recesión del 2% y una inflación del 265% este año. En un informe, los expertos del banco de origen británico recordaron que el presidente Javier Milei “llegó al gobierno desde fuera de los partidos tradicionales y con una escasa presencia de su partido en ambas Cámaras del Congreso”.
“Tiene ante sí el inmenso reto de estabilizar la economía y encaminarla hacia un crecimiento sostenido. Podemos ver tres posibles caminos para Argentina a medio plazo”, aclaró el equipo de investigación del HSBC.
Al respecto, sostuvo que “para 2025, la estabilización podría estar bien encaminada, con un régimen monetario similar al de otras economías de la región (Perú, por ejemplo), que reconocen el uso generalizado de dólares estadounidenses”.
“También podría darse el caso de que Milei sea capaz de cumplir su promesa de dolarizar la economía como forma de frenar la inflación, y ese trabajo esté parcialmente hecho”, indicó.
Una tercera alternativa “es que no tenga éxito, los inmensos riesgos de aplicación de un plan de estabilización provoquen una excesiva inestabilidad macroeconómica y esto resulte demasiado para el apoyo político y social inicial”.
En este escenario, “Argentina seguiría enfrentándose a una inflación muy alta, pero con una nueva capa añadida de incertidumbre política. Las correcciones llevarán algún tiempo. La inflación y la actividad económica empeorarán antes de mejorar. Nuestro escenario base implica que éstas empiecen a mejorar en el segundo semestre de 2024. Ahora prevemos una contracción del PBI del 2% en 2024″, indicó.
“El sector agrícola debería recuperarse tras la sequía, pero el resto de la economía sufrirá una corrección significativa, resintiéndose el consumo y la inversión”, advirtió.
“Prevemos una contracción del 1% en 2023, incluido un impacto negativo de la sequía, ya que las políticas expansivas apoyaron al resto de la economía”, informó.
“Esto tuvo un enorme coste en inflación real y reprimida, que probablemente estallará en los próximos meses. Desde mediados de 2022, el banco central ha monetizado las necesidades de financiación del Estado en 10 puntos del PBI”, expresó.
Al respecto, indicó que prevén “tasas de inflación mensuales de dos dígitos durante la mayor parte del primer semestre de 2024, con una inflación anual que superará el 300% y se situará a finales de 2024 en el 210%”.
“Los precios de los productos básicos, que la administración anterior había forzado a la baja, han empezado a recuperarse. Otros responsables de la fijación de precios han anticipado una devaluación de la moneda. También esperamos que el gobierno permita un aumento significativo de los precios regulados”, precisaron.
¿Dolarizar o no?
En términos del BCRA, afirmaron que “la tasa de política monetaria no se ajustará a los elevadísimos niveles de inflación que prevemos para principios de 2024″.
“Nuestra previsión supone que las tasas reales serán positivas en el segundo semestre de 2024″, estimó.
“Aunque la dolarización de la economía no es una meta inmediata, sigue siendo un objetivo para el Presidente Milei. Creemos que la perspectiva de la dolarización implica que se requerirá un mayor nivel del tipo de cambio, tipos de interés y consolidación fiscal para liberalizar el mercado de divisas de forma controlada”, aclaró.
“El déficit primario para 2023 se situaba en el 3% del PBI y convertirlo en superávit es uno de los primeros objetivos declarados por la nueva administración. El reto es importante, ya que algunos de los recortes del gasto repercutirán en la inflación (por ejemplo, los subsidios a la energía) y la mayor parte del gasto de la administración federal son transferencias en forma de pensiones y ayudas sociales, que las autoridades se han comprometido a preservar”, aclararon.
“La inversión en capital (sobre todo en obras públicas), el gasto operativo y las transferencias a los gobiernos provinciales son los principales objetivos de los recortes de gasto”, indicaron.
Según el HSBC, “el plan de estabilización está sujeto a importantes riesgos. Éstos proceden tanto del entorno económico muy inestable como del riesgo de que el nuevo Gobierno pierda apoyo social debido a las dificultades económicas. Las iniciativas del Gobierno también estarán sujetas a la incertidumbre de las negociaciones políticas y a posibles impugnaciones judiciales. Para la economía, esto implica el riesgo de que las reformas lleven más tiempo con un impacto negativo”.
“Las grandes reformas estructurales en materia laboral, de seguridad social y fiscal han quedado relegadas a un segundo plano ante la urgencia de la estabilización”, indicaron.
“Estas reformas son fundamentales para que el país vuelva a crecer de forma sostenible. Cualquier incapacidad del Gobierno para avanzar en el programa de estabilización a corto plazo podría también poner en peligro estos objetivos tan necesarios a medio y largo plazo”, concluyó el HSBC.