Un homenaje a José Martí, que amó a José de San Martín

Un homenaje a José Martí, que amó a José de San Martín

Mañana, en el Jardín de los Poetas de Palermo, el lugar en el que hace 160 años habitó un verdadero prócer argentino, habrá un homenaje al poeta cubano José Martí, también a 160 años de su muerte.


Continuará el lunes 28 a las 10 de la mañana en El Jardín de los Poetas del Rosedal de Palermo, la serie de actos de homenaje al poeta cubano José Martí que, con motivo de cumplirse 160 años de su nacimiento, organizaron en bares, plazas, librerías y museos el Ministerio de Cultura porteño y la Embajada de Cuba.

Durante el acto en el Jardín de los Poetas el Ministro de Cultura porteño, Hernán Lombardi, y el Embajador de Cuba, Jorge Lamadrid Mascaró, colocarán una placa de homenaje a Martí y la actriz Soledad Silveyra leerá allí los poemas “Mi reyecillo” y “Sobre mi hombro”, del libro Ismaelillo; “Canto de otoño”, “Sed de belleza” y “Poeta”, de Versos Libres, y algunos poemas del libro Versos sencillos, todos ellos de quien fue a lo largo de su vida, poeta, escritor, militante político y soldado en la Guerra de la Independencia de Cuba, su patria.

“Tributamos este homenaje con la emoción de sentir que José Martí es, no sólo uno de los más grandes poetas que ha dado la literatura hispanoamericana, sino también un ejemplo de compromiso con un valor esencial como la libertad”, expresó el ministro de Cultura porteño, Hernán Lombardi.

El martes 5 de febrero a las 19 en el Café La Poesía, Chile 502, en el barrio de San Telmo y el martes 12, también a las 19, en la librería Eterna Cadencia, Honduras 5574, Palermo, se escuchará en la voz del actor Rubén Ballester, “Dos patrias tengo: Cuba y la noche”, una selección de poemas y textos de Martí y se entregarán al público poemas de Martí.

Durante estas jornadas, se repartirán más de 50 mil poemas del escritor en bares, plazas, librerías y museos porteños en el marco del programa No hay Ciudad sin poesía.

 

Quién fue José Martí

José Martí, Poeta, escritor, político y soldado, fue uno de los precursores del modernismo, que luego otros poetas hispanoamericanos como Rubén Darío, José Asunción Silva, Julián del Casal y Leopoldo Lugones consolidarían y llevarían incluso hasta a la poesía española.

Nació en La Habana en 1853, en el seno de una familia española con pocos recursos económicos. A los doce años empezó a estudiar en el colegio municipal que dirigía el poeta Rafael María de Mendive, quien, al reparar en las cualidades intelectuales del joven, decidió dedicarse personalmente a su educación.

A los diecisiete años fue condenado a seis de cárcel por su militancia en los grupos que luchaban por la independencia de Cuba. Condenado a trabajos forzados en el penal, finalmente su mal estado de salud le valió el indulto. Deportado a España, en este país publicó su primera obra de importancia, el drama Adúltera. Tras viajar durante tres años por Europa y América, José Martí se instaló en México.

Allí se casó con la cubana Carmen Sayes Bazán y, poco después, gracias a la paz de Zanjón, que daba por concluida la guerra de los Diez Años contra España, se trasladó a Cuba. Deportado de nuevo por las autoridades cubanas, temerosas ante su pasado revolucionario, se afincó en Nueva York y se dedicó por completo a la actividad política y literaria.

Desde su residencia en el exilio, José Martí se afanó en la organización de un nuevo proceso revolucionario en Cuba, y en 1892 fundó el Partido Revolucionario Cubano y la revista Patria. Se convirtió entonces en el máximo adalid de la lucha por la independencia de su país.

Dos años más tarde, tras entrevistarse con el generalísimo Máximo Gómez, logró poner en marcha la guerra por la independencia de su patria. Pese al embargo de sus barcos por parte de las autoridades estadounidenses, pudo partir al frente de un pequeño contingente hacia Cuba. Fue abatido por las tropas realistas el 18 de mayo de 1895 en Dos Ríos, cuando contaba cuarenta y dos años. Martí es, junto a Bolívar y San Martín, uno de los principales protagonistas del proceso de emancipación de Hispanoamérica.

Martí sobre José de San Martín

En su libro “La Edad de Oro”, fue publicado un artículo que José Martí escribió sobre “Tres Héroes”, que fueron según su parecer, Simón Bolívar, Miguel Hidalgo y José de San Martín. Es particularmente bello y lleno de idealismo el texto que escribió sobre el Libertador de Argentina, Chile y Perú. Por eso, vale la pena transcribirlo para los lectores de Noticias Urbanas.
“San Martín fue el libertador del sur, el padre de la República Argentina, el padre de Chile. Sus padres eran españoles, y a él lo mandaron a España para que fuese militar del rey. Cuando Napoleón entró en España con su ejército, para quitarles a los españoles la libertad, los españoles todos pelearon contra Napoleón: pelearon los viejos, las mujeres, los niños; un niño valiente, un catalancito, hizo huir una noche a una compañía, disparándole tiros y más tiros desde un rincón del monte; al niño lo encontraron muerto, muerto de hambre y de frío; pero tenía en la cara como una luz, y sonreía, como si estuviese contento.

San Martín peleó muy bien en la batalla de Bailén, y lo hicieron teniente coronel. Hablaba poco; parecía de acero; miraba como un águila; nadie lo desobedecía; su caballo iba y venía por el campo de pelea, como el rayo por el aire. En cuanto supo que América peleaba para hacerse libre, vino a América; ¿qué le importaba perder su carrera, si iba a cumplir con su deber? Llegó a Buenos Aires; no dijo discursos; levantó un escuadrón de caballería; en San Lorenzo fue su primera batalla; sable en mano se fue San Martín detrás de los españoles, que venían muy seguros, tocando el tambor, y se quedaron sin tambor, sin cañones y sin bandera.

En los otros pueblos de América los españoles iban venciendo: a Bolívar lo había echado Morillo el cruel de Venezuela; Hidalgo estaba muerto; O’ Higgins salió huyendo de Chile; pero donde estaba San Martín siguió siendo libre la América. Hay hombres así, que no pueden ver esclavitud. San Martín no podía; y se fue a libertar a Chile y al Perú. En diez y ocho días cruzó con su ejército los Andes altísimos y fríos. Iban los hombres como por el cielo, hambrientos, sedientos; abajo, muy abajo, los árboles parecían yerba, los torrentes rugían como leones.

San Martín se encuentra al ejército español y lo deshace en la batalla de Chacabuco, lo derrota para siempre en la batalla de Maipú. Liberta a Chile. Se embarca con su tropa, y va a libertar al Perú. Pero en el Perú estaba Bolívar y San Martín le cede la gloria. Se fue a Europa triste, y murió en brazos de su hija Mercedes. Escribió su testamento en una cuartilla de papel, como si fuera el parte de una batalla. Le habían regalado el estandarte que el conquistador Pizarro trajo hace cuatro siglos, y él le regaló el estandarte en el testamento al Perú.

Un escultor es admirable, porque saca una figura de la piedra bruta; pero esos hombres que hacen pueblos son como más que hombres. Quisieron algunas veces lo que no debían querer; pero ¿qué no le perdonará un hijo a su padre? El corazón se llena de ternura al pensar en esos gigantescos fundadores. Esos son héroes, los que pelean por hacer a los pueblos libres, o los que padecen en pobreza y desgracia por defender una gran verdad. Los que pelean por la ambición, por hacer esclavos a otros pueblos, por tener más mando, por quitarle a otro pueblo sus tierras, no son héroes, sino criminales”.

 

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