“En Buenos Aires descubrí que el día hace la guerra, la noche el amor”, recitaba Fito Páez, y no sin un sentido. En la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, renacen constantemente nuevos actores para enfrentarse. Se vive desde el año pasado entre los taxistas, liderados por Omar Viviani, y el servicio de taxis por App, Uber, que funciona a pesar de las quejas y ataques violentos del gremio. Ahora, la batalla por la calle tiene como protagonistas a la Asociación de hoteles, restaurantes, confiterías y cafés (AHRCC) y a los Food Trucks, principalmente instalados en la Costanera de la Ciudad.
Camilo Suárez, de la Asociación de hoteles, restaurantes, confiterías y cafés (AHRCC), se queja de los Food Trucks por su “ilegalidad” y su “competencia desleal”. En declaraciones al programa Telenoche de Canal 13, dijo que “en igualdad de condiciones, los asociamos. Que vengan acá y los hacemos parte integrante de nuestra casa, con mucho gusto. Yo les lleno la ficha de afiliación, pero en igualdad de condiciones fiscales, seguridad, indumentaria; es decir, competimos legalmente y en igualdad de condiciones”.
La realidad es que la Ley que el Gobierno de la Ciudad implementó para la instalación de los Food Trucks en la Ciudad es que estos permanezcan a 200 metros de la zona de restaurantes, confiterías, hoteles o cafés. En la emisión también puede verse a Beto Ditieri, encargado de “El patio del puerto”, ubicado en Dársena Norte, la “zona de conflicto”, como le dice Telenoche. El foodtrackero comentó: “Nosotros ya estamos cumpliendo la ley, aunque entra en vigencia en enero. Estamos trabajando para que todos los Food Trucks a partir de enero estén 100% reglamentados dentro de lo que es el predio de puertos. Tenemos inspecciones del puerto semanales; acá la premisa es que todos cumplan con la ley”.
Además, Fabio Alberti, pionero y miembro de la Asociación Argentina de Food Trucks, dijo contó sobre la “solidaridad” entre los “foodtrackeros” en las ferias de la Ciudad, si bien no dejó de remarcar que “tocan a uno, y nos tocan a todos”, en respuesta a la queja de la Asociación. “¿Qué querés, la manzana para vos solo?”, dijo mirando a cámara.
Otros trabajadores de Food Truck dijeron que “es solo una fuente de trabajo, una salida laboral para nosotros, y para que la gente pueda comer en la calle a un precio accesible”.
Estas peleas se inscriben en realidad en un debate moderno que abarca aún más actores. La creación de servicios disruptivos como Uber o los Food Trucks rompen con la manera tradicional de tomar un taxi o de comer, y trae como consecuencia una horda de críticas entre quienes ven una salida laboral, y entre quienes no quieren competencia, en una Ciudad que les pertenecía monopólicamente.
La competencia de actores es una característica corriente en cualquier economía democrática corriente, por eso los foodtrackeros, como se definen entre ellos, no sienten como propia las críticas de la Asociación de restaurantes, hoteles, confiterías y cafés.
Gracias a todos los q hicieron posible q los foodtrucks puedan estar en la via publica @LegisCABA @gcba
— FoodTruckBuenosAires (@foodtruckbaires) November 24, 2016
Incluso la llegada de nuevos actores pone sobre la lupa la calidad y excelencia del servicio brindado, logrando que los oferentes se vuelvan más exigentes y creativos en la experiencia brindada al usuario, que recibe como ganancia una atención guiada a partir de sus preferencias. ¿Será que tendremos un debate interno cada vez que queramos comer o movilizarnos en la Ciudad? Continuará…