La socióloga Carolina Brandariz integra la lista de precandidatos a legisladores por Unidad Ciudadana dentro de Unidad Porteña. La integrante de la Mesa de Conducción del Movimiento Evita en la Capital ocupa el octavo puesto. Además, forma parte de la Dirección de la Unión de Trabajadores de la Educación (UTE), es secretaria de Género y trabajó en la Legislatura como asesora de Jorge Taiana. En esta entrevista con NU, dio detalles de la campaña porteña del peronismo, opinó acerca del gobierno del Pro en la Ciudad, de Cristina Fernández, de Martín Lousteau, de la interna del Evita y de Florencio Randazzo. También habló de una renovación interna en el PJ Capital.
–¿Cuáles son los ejes de la campaña de Unidad Ciudadana?
–Los ejes son los propios de un contexto de crisis económica que sufren los sectores populares, medios, trabajadores de la economía popular, asalariados, comerciantes y pequeños empresarios. Los legisladores tenemos que ser una polea de transmisión de los reclamos de los vecinos, de las organizaciones. Necesitamos legisladores que impulsen políticas ante el aumento de las tarifas de los servicios, que crean en la escuela y el hospital públicos. Legisladores preocupados por los derechos de los que menos tienen, los expulsados del sistema, aquellos a los que, hoy, las changas no les alcanzan para llegar a fin de mes. Un ejemplo a nivel nacional es la Ley de Emergencia Social, que garantiza el salario social complementario para los trabajadores de la economía popular, y que la CTEP está impulsando en la CABA. En definitiva, lo que necesitamos son legisladores que estén en sintonía con las necesidades de los y las porteñas. La política es la herramienta que tienen los pueblos para cambiar su realidad; ese es nuestro norte: cambiar la realidad de los trabajadores, los humildes, todos los que eligen la Ciudad como su lugar para vivir.
–¿Por qué habría que votar a Unidad Ciudadana y no a los otros espacios políticos?
–Unidad Porteña se va a consolidar como el principal espacio opositor al macrismo en la Ciudad. Enfrente están las dos propuestas del macrismo: la versión oficial, Vamos Juntos, y Evolución, que se quedó con las ganas de ser Cambiemos en la Ciudad y es la versión edulcorada. Unidad Porteña buscó unificar a todos aquellos que creemos que es necesario un proyecto más inclusivo en la Ciudad, que se preocupe por los problemas reales de los porteños y no tanto por el maquillaje. Hay que hablar de los problemas estructurales de la Ciudad, de un proyecto, y no de si los perros pueden o no viajar en subte, cuando ni las personas pueden hacerlo porque el servicio es un desastre, y las promesas de kilómetros de subte, una cargada.
–¿Cristina influye en el voto del peronismo porteño?
–Cristina influye en el voto de una gran cantidad de porteños y porteñas, y por lo tanto también en el voto del peronismo de la Ciudad.
–¿Qué le aporta usted a la lista de candidatos a legisladores?
–Cada uno aporta su trayectoria y lo que con ella pueda proyectar. En mi caso, vengo de la militancia sindical y social. Es muy importante que las listas tengan candidatas y candidatos con militancia en el movimiento obrero, que pertenezcan a organizaciones con arraigo.
–¿Por qué el Evita está con Randazzo en Provincia y con Cristina en Capital?
–El Movimiento Evita es una organización con presencia en todo el territorio nacional, con una agenda social y política importantísima. Yo milito en el Evita desde 2008, cuando salimos a las calles frente a la avanzada de la Sociedad Rural. En la CABA, desde hace un tiempo, se estaba en un debate de índole electoral entre los denominados “espacio UMET” y “espacio Patria”, donde finalmente se logró converger en una propuesta de unidad. A esto se suma la experiencia de las PASO, que permitió incorporar a otros espacios, la agenda joven y cultural, la agenda del Laudato si’ que impulsa Francisco. Lo veo muy positivo, y, si esta vez no alcanza para ganarle al macrismo, en 2019 hay que seguir ampliando para recuperar la Ciudad para los sectores populares.
–¿El peronismo porteño necesita una renovación?
–A veces, el reclamo de “renovación” se torna vacío. En política siempre hay que renovarse. Yo veo sectores con buena dinámica, así como también veo que, hoy por hoy, hay una hegemonía del Pro en la Ciudad y que hay que construir una mayoría política que las dispute y las gane. No podemos resignarnos a ser segunda fuerza de este modelo excluyente. En 2019 hay que ganarle la Ciudad al macrismo.
–¿Por qué el peronismo porteño no puede ganar la Ciudad?
–La historia política de la Ciudad indica que se necesita un frente más amplio que el peronismo para ganar la Ciudad. Con esto no digo ninguna novedad. En la Ciudad hay que construir una gran experiencia política con capacidad de ser gobierno, y esa experiencia, obviamente, estará integrada por el peronismo.
–¿Cuáles son los proyectos que impulsará en la Ciudad si llega a la Legislatura?
–Hay una agenda muy importante de las mujeres, las trabajadoras y los trabajadores. Queremos que se declare en la Ciudad la emergencia en tareas de cuidado: la brecha laboral entre hombres y mujeres se vincula directamente con la falta de vacantes. Por eso vamos a impulsar una ley que garantice jardines maternales y escuelas de nivel inicial para todos los niños y niñas, para que las mujeres puedan desarrollarse laboralmente. En la Ciudad se necesita un Consejo Metropolitano de la Mujer, que tenga por ley atribuciones similares al Consejo Nacional de la Mujer, con presupuesto propio, que garantice políticas de protección frente a la violencia de género; tiene que haber un Centro Integral de la Mujer por comuna y la Ciudad tiene que formar promotoras territoriales de género.
En materia laboral, hay que destacar también que los y las trabajadoras del Estado (docentes, municipales) hace años tienen congeladas las asignaciones familiares; se viola así el derecho a la seguridad social. La Legislatura tiene que garantizar por ley la movilidad de las asignaciones familiares. Y, obviamente, vamos a seguir impulsando la Ley de Emergencia Social que se votó a nivel nacional y que debe tener su correlato en la Ciudad, donde hasta el Gobierno reconoce que ha aumentado la indigencia y la asistencia a comedores.
–¿Qué balance hace de los diez años de gestión del Pro en la Ciudad?
–Este es un modelo de Ciudad excluyente. En la sociología, Loïq Wacquant habla de “estigma espacial” como característica distintiva de la marginalidad. Ese estigma se expresa en barrios que sufren problemas con el agua, no tienen acceso a la salud, no hay vacantes en las escuelas, y de yapa se persigue a los jóvenes de esos barrios. Los funcionarios del Pro nos dicen que son peligrosos y avalan las prácticas represivas. Esta es la Ciudad de la represión salvaje a una murga, al Borda, de la UCEP; es la Ciudad del fallo Vera, que, obviamente, no hubiera existido en otro contexto político. Queremos un modelo de Ciudad integrada. La brecha en la calidad de vida cada día se amplía más entre el norte y el sur de la Ciudad. El Gobierno no cumplió ni con los kilómetros de subte, que obviamente son una herramienta de integración urbana, además de generar trabajo. Recuerdo ese lanzamiento de campaña de Mauricio Macri en Soldati, con una nena y de fondo un panorama desolador. Después de diez años de gobierno Pro, eso sigue igual o peor, ya que producto de las políticas nacionales, además la gente no tiene el mango de la changuita, la plata no le alcanza, no llegan los programas nacionales. Entonces, mi balance de los diez años de macrismo en la Ciudad es ese: la construcción de una ciudad destinada a las elites, que reprime literal y figuradamente a los sectores populares y que por acción u omisión se olvidó de los sectores medios y de los más humildes.
– Y, ¿cuál es su opinión de la gestión que lleva adelante Horacio Rodríguez Larreta?
– Larreta es el Pro, son ya diez años de gobierno en la Ciudad. Antes de ser el Jefe de Gobierno porteño fue el jefe de Gabinete de Mauricio Macri así que hay un desgaste y se nota. No se puede negar que han sabido construir poder y que tienen un “proyecto de Ciudad”, pero el problema es cuál es ese proyecto. Detrás de una cultura falsamente modernizante, lo que hay es un modelo de Ciudad excluyente y desigual. El modelo de desarrollo del Pro es la “patria contratista” en versión localista; IRSA, las empresas del amigo de Macri, el empresario Niciolas Caputo, traen una supuesta modernización en el corto plazo, un encarecimiento brutal del suelo, y la generación de una Ciudad geográficamente desigual y excluyente. Es el negocio de la obra pública puesto a maquillar una ciudad que es, como decía, desigual y excluyente, en especial si se tiene en cuenta el eje norte-sur. Y después tienen la insensibilidad propia del Pro por todo lo popular, lo puedo decir en los temas que yo más trabajo: género, educación, trabajadores. Hay once mil chicos sin vacantes en las escuelas, no actualizan las asignaciones familiares de docentes y municipales. En materia de género… mirá, el otro día conversé con mujeres de la Villa 31, de Retiro, y me comentaron que cerraron CeSAC y sacaron el servicio de colectivos escolares por lo que deben llevar a los chicos a la escuela y a hospitales lejanos, resignando horas de trabajo. Me parece un ejemplo rotundo de la insensibilidad de quienes han tenido todo.