La calle Avellaneda, lugar por excelencia de la venta ilegal de la Ciudad, la cantidad de manteros casi se duplicó en el último año, y ya hay tantos que muchos directamente se instalan sobre el asfalto.
Según el relevamiento de la Federación de Comercio e Industria de Buenos Aires (FECOBA), en agosto encontraron 661 puestos ilegales, cuando un año atrás había 353. Equivale al 19% del total de manteros que hay en la Ciudad. Se estima que cada puesto factura más de $ 1.000 por día, todo en negro.
A diario circulan por la zona más de 50.000 personas, especialmente gente que viene del interior a comprar al por mayor. Los sábados a esa gente se les suman los vecinos y clientes ocasionales. “Los sábados no se puede caminar, y si llegás a venir cosete los bolsillos, porque está lleno de punguistas”, se quejó un comerciante.
El otro gran problema es la seguridad, no sólo por los arrebatos callejeros sino los robos a los contingentes de compradores, informa Clarín.
El panorama es tan grave que la Asociación de Comerciantes de la Avenida Avellaneda, apoyados por FECOBA, retomaron este miércoles sus protestas callejeras. Entre las 10.30 y las 12 cortaron la avenida a la altura de Nazca, tal como habían hecho nueve veces el año pasado. “Nuestras fuentes de empleo legal están en peligro. Hay 30 mil puestos de trabajo en riesgo ”, advirtió Ricardo Martínez, presidente de la Asociación, que en esta lucha trabaja en conjunto con CAEMCA, la cámara que nuclea a los comerciantes coreanos.
De parte de las autoridades, el único antecedente fuerte fue el 12 de diciembre, cuando la Policía Metropolitana desalojó las veredas, y hasta hubo un enfrentamiento con heridos. Pero sucedió algo insólito: como no se dejó una vigilancia policial, horas después los manteros habían vuelto a copar la zona.
La semana pasada la Gendarmería Nacional, por pedido del Ministerio Público Fiscal porteño, allanó depósitos clandestinos de la zona. Secuestraron 346 bultos con mercadería y una camioneta que se usaba para repartir zapatos.