La Cámara alta podría llegar a dos meses sin abrir las puertas del recinto si es que no fija una sesión para antes del 26 de noviembre. En la Casa Rosada reconocen que prefieren no sesionar y de esa manera no exponerse a derrotas políticas en el Congreso.
Octubre fue un mes de pocas luces y muchas sombras en los pasillos, días vacíos y con actividades más ligadas a las agendas personales por parte de senadores y autoridades, que estrictamente parlamentarias. Sin dudas, quien acaparó la totalidad de la escena en estas casi seis semanas sin actividad fue su titular, la vicepresidenta Victoria Villarruel.
Villarruel inició el mes pasado con la visita del presidente de El Salvador, Nayib Bukele, y luego se ausentó por algunos días en lo que fue su primera salida internacional: visitó España y lo culminó con un encuentro privado con el Papa Francisco, en el Vaticano.
Al otro día, el viernes, instrumentó el despido de 36 empleados del Senado, varios de ellos habían sido nombrados por la expresidenta Cristina Kirchner. También ordenó el cierre temporario del Jardín del Bosque. Los movimientos no concluyeron ahí, sino que el martes 22 dejó firmado, antes de viajar a Neuquén, una resolución en la que despedía a otros 20 empleados de la planta transitoria. Eso la llevó a reunirse con los gremios, entre ellos, Norberto Di Próspero, y varios senadores afectados por la motosierra de Villarruel. Esa misma tarde, recibió a cuatro por separado.
Este conjunto de movimientos de Villarruel suponen, según deslizan en varios despachos, la parálisis del Senado en el mes de octubre. Para el jueves 31 de octubre la abogada tenía previsto que se abrieran las puertas del hemiciclo, pero los proyectos que podrían tratarse no obtuvieron dictamen y la comisión naufragó en un encuentro informativo.
Hay representantes provinciales molestos no solo por la motosierra, sino también por el busto de “Isabelita”. Sostienen que Villarruel llegó diferenciándose de Cristina Kirchner, pero que en los últimos días tomó decisiones de carácter similar, lo que la alejó aún más de la mesa de diálogo que había construido con los dialoguistas.
Más allá de los dichos, la agenda legislativa del Senado de las últimas semanas es chata y sin profundidad, aunque varios senadores —quienes deben marcar ese pulso— apunten contra la vice.
“Acá no vengo a ensalzar su gestión ni su gobierno, sino a cumplir con un acto de reparación histórica hacia una mujer, que viuda y en soledad, debió soportar más de 40 años de persecución y ostracismo”. pic.twitter.com/Opkx0ZbFmL
— Victoria Villarruel (@VickyVillarruel) October 17, 2024
Francos rompería la monotonía
En el bloque libertario hay dos posturas respecto al futuro de la próxima sesión. Por un lado, dicen que la próxima apertura del recinto sería con el Presupuesto; por otro, le ponen una ficha al 14 de noviembre. Sin embargo, no está claro qué temas podrían entrar en el temario más allá de tratados internacionales para ése día. En el tintero aún están los proyectos de regularización y entrega de armas de fuego y sobre abordaje integral del crimen organizado.
De no concretarse el 14, que no sería una sorpresa, sino lo lógico, el Senado recién podría tener actividad en el hemiciclo el próximo 27 de noviembre, cuando el Ejecutivo tiene planificado enviar al jefe de Gabinete, Guillermo Francos, a presentar el informe de gestión. Lo hizo por primera vez en septiembre pasado. Ése cumpliría un mes y un día sin actividad.
En las filas libertarias hacen un balance positivo del año legislativo. Con 39 diputados y seis senadores creen que la tarea ha sido satisfactoria. Lograron aprobar la ley de Bases y el paquete fiscal, además de sostener los vetos a dos leyes aprobadas con impacto fiscal. Además, en La Libertad Avanza (LLA) son conscientes de que hay un sector de la oposición que encontró una agenda con tópicos en común, para poder avanzar en temas que “dañan” al Gobierno, como los haberes previsionales, los fondos para las universidades, o la eventual modificación de la ley N° 26.122 que regula los DNU, y no quieren exponerse a derrota alguna.
“Planchar” la agenda legislativa podría tener un costado negativo para el oficialismo. Se trata de la eventual falta de nombramiento de auditores para la Auditoría General de la Nación (AGN). Está todo dado para que las postulaciones de Santiago Viola (LLA), Jorge Triaca (Pro) y Juan Ignacio Forlón (UP) sean aprobadas, pero la imposibilidad de compatibilizar las agendas y las fricciones dejaría el tratamiento para el año próximo.