El diputado nacional de Juntos por el Cambio por la provincia de Buenos Aires, Waldo Wolff, se muestra preocupado por las violaciones de derechos humanos en Formosa. Por extensión, cuestiona la postura de la Casa Rosada bajo el mando del presidente Alberto Fernández: “Son todo lo contrario de lo que dicen ser”, asegura Wolff.
¿Cómo evalúa la situación en Formosa?
Viajé tres veces a Formosa en este mes. Soy el político no formoseño que más puede hablar sobre lo que hoy está pasando en esa provincia. Parece Berlín oriental. Un mundo con fronteras internas, con hisopado propio -porque no se acepta el del sistema federal-, donde el Poder Ejecutivo decide quién entra y quién no; donde todo aquel que entra tiene que hacer cuarentena en un centro de aislamiento; donde no hay personal sanitario, sino policial. Es una provincia con el 70 por ciento de empleados públicos y una porción altísima de la coparticipación; donde no hay clases, donde hay ciudades sitiadas, donde no hay transporte público, donde se toman decisiones sanitarias absurdas, como que Clorinda está sitiada: sólo podés salir de Clorinda por 12 horas. Eso es Formosa, una provincia donde todos tienen miedo. Es un gran hermano. A mí me nombraron persona no grata en todos los municipios de Formosa. No puedo caminar por Formosa, porque la gente me abraza y agradece. Hay una disociación entre la oligarquía gobernante, y un pueblo que quiere ser como el resto del país.
Si esa es la situación, ¿por qué el gobernador tiene el apoyo de una administración nacional que pregona sobre la importancia de la defensa de los derechos humanos?
El Presidente dijo que Formosa representa su proyecto de país y que es la mejor provincia del país. La postura no tiene explicación racional. Pietragalla fue una semana antes que yo a Formosa, y no vio nada. Yo me volví con bolsos de denuncias. La gente se acerca para entregar denuncias. El gobierno nacional no tiene una política de derechos humanos. Es mentira. Los derechos son universales. La política de no derechos humanos de este gobierno es institucional, porque no condenan. Escuchamos que Alberto Fernández dice que está preocupado por la violencia institucional. Él es la violencia institucional, porque no la repudió. A mí no me gusta pedir que se despida a alguien, pero sí, al menos, deberían llamar a consulta a su secretario de Derechos Humanos. Son todo lo contrario de lo que dicen ser.
¿A qué adjudica la salida de la ministra de Justicia, Marcela Losardo?
No conozco a Losardo. No sé, personalmente, por qué se fue. Pero nos faltan el respeto. Se va una ministra de Justicia en medio de un ataque feroz de la vicepresidenta hacia la Justicia. El Presidente dijo que iba a hacer una comisión que iba a investigar jueces y sancionar. Y ahora van por ello. Esto está claro. El presidente Fernández está cumpliendo lo que dijo en la conversación que tuvo con Cristina Kirchner públicamente: “Vos sabes que hice lo que me pediste. Lo que me comprometí a hacer”, le dijo el año pasado en el Día de la Lealtad. Van por la impunidad de Cristina. Lo repito como un mantra. El kirchnerismo no tiene problemas con la Justicia, tiene problemas con la verdad. Robó institucionalmente. Esto está comprobado en las causas de Hotesur y Los Sauces. Está condenado Lázaro Báez. Cristina Kirchner blanqueaba dinero a través de los hoteles, para adquirir empresas. Con respecto a los jueces, los puso el peronismo, que hace 38 años preside la Comisión de Acuerdos del Senado, controla el Consejo de la Magistratura, y eligió a 10 de 12 jueces federales y a cuatro de los jueces de la Corte Suprema. Eligieron a los jueces que luego cuestionan por supuesta falta de su independencia. El peronismo debió haberlos interpelado o auditado.
No conozco a Losardo. No sé, personalmente, por qué se fue. Pero nos faltan el respeto. Se va una ministra de Justicia en medio de un ataque feroz de la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner hacia la Justicia.
¿Piensa que la situación procesal de Cristina Kirchner y Lula Da Silva son comparables?
La militancia hace copy-paste. No estudié el caso de Lula. Pero en Hotesur y Los Sauces está probado que se blanqueaba plata en hoteles. Figuraba que estaban ocupados, cuando ni siquiera iban los aviones a El Calafate, porque había ceniza volcánica. Cristina Kirchner quiere absolverse. La historia la juzgará como parte de una familia que se enriqueció en el poder a costa del Estado como ninguna otra familia en la historia política de la Argentina.
¿Qué pasó con la vacunación de adultos mayores en la Ciudad?
Pasó algo que estaba mal, y en un día se lo arregló. Miremos la diferencia psiquiátrica. Salió Quirós y dijo: “Lo vamos a corregir, se va a corregir, pido perdón, estaba mal”. Del otro lado, tenés a los jóvenes que se vacunaban a escondidas en las dependencias con aire acondicionado de los funcionarios que se robaban las vacunas. Esto te muestra que hay gente normal, que no cometió un ilícito. Y gente que comete un error, y pide disculpas.
¿Cómo evalúa el proceso de vacunación en la provincia de Buenos Aires?
Hacen lo que quieren, en Mar del Plata, en Quilmes, se vacuna Esteche en La Plata. Y nadie sabe a dónde van las vacunas. Se vacuna gente, pero de forma desprolija. Y además, se vacuna cualquiera. Como de costumbre, el kirchnerismo no da explicaciones.