Wall Street tuvo la peor semana, en cuyo transcurso se produjo la peor caída del índice Promedio Industrial Dow Jones que jamás ha sido registrada en los últimos dos años. El índice Promedio Industrial Dow Jones cayó en 665 puntos situándose en menos de 26.000 puntos.
El Promedio Industrial Dow Jones es el segundo índice más antiguo de Estados Unidos que incluye a las 30 compañías más grandes de EEUU.
Las acciones de empresas estadounidenses como Apple, Visa, Exxon y Chevron cayeron más que los valores de otras compañías. Tras este terremoto los mercados de valores en Europa también empezaron a caer hasta niveles récords, informa el periódico británico The Guardian.
En Europa, el índice británico FTSE 100 marcó su peor semana tras haber caído en 47 puntos hasta situarse en 7.443. Lo que no se había registrado desde abril del año pasado. Al mismo tiempo, el índice alemán Dax disminuyó un 1,7%.
De acuerdo con el medio, la caída del índice bursátil estadounidense se produjo después de que el Departamento de Trabajo de Estados Unidos publicara un informe sobre el empleo en EEUU provocando temores en cuanto al crecimiento de los intereses en el país norteamericano.
Además, esta disminución viene en medio de las potentes señales sobre la salud de la economía global. Varios inversores temen que la caída del índice bursátil estadounidense podría impulsar la inflación que obligará a los bancos centrales a subir las tasas de interés.
Los datos del mercado laboral revelados en el informe del Departamento de Trabajo de Estados Unidos apuntan al hecho de que los salarios de los trabajadores estadounidenses experimentaron el crecimiento más rápido que no había sido registrado desde 2009. 200.000 nuevos empleos fueron creados en EEUU el mes pasado.
Esta mejora puede empujar a las empresas a subir los precios de sus bienes para compensar los gastos sustraídos –necesarios para pagar los salarios más elevados –. Esta subida de precios contribuirá a la formación de una espiral inflacionista.
Pese a las advertencias alarmistas los economistas consideran que el descenso de los precios de valores puede representar una tendencia a corto plazo en caso de que la economía mundial sea capaz de continuar su expansión sin provocar la inflación y los bancos centrales no aumenten las tasas de interés hasta niveles inesperados.