Su cargada agenda incluye como primera parada internacional la presencia de Javier Milei en la reunión del G20 en Brasil, y seguirá con la visita del mandatario francés Emmanuel Macron, y la también posible llegada a Buenos Aires de la premier italiana, Giorgia Meloni. Uno de los puntos claves será la gira del líder libertario a China para participar de la cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC).
La prioridad del recién llegado a la Cancillería será mantener en los mejores términos las relaciones con Estados Unidos -que este martes culmina las elecciones que disputan Doland Trump y Kamala Harris por la sucesión de Joe Biden-, Israel y la Unión Europea.
El exembajador estadounidense planea reestructurar el que será su ministerio desde esta jornada, y lo primero que hará internamente fue echar a prácticamente todos los secretarios y subsecretarios designados por Mondino, incluidos Marcelo Cima, de Comercio internacional; Paola Di Chiaro, del área Malvinas, y de Coordinación y Planificación, Ernesto Gaspari.
Asimismo, les pidió las renuncias a los subsecretarios de Asuntos Latinoamericanos, Mariano Vergara; de Política Exterior, Marcia Levaggi, de Negociaciones Económicas Internacionales, Gabriel Martínez, y de Promoción de Exportaciones, Ramiro Velloso.
El único que quedaría vigente, entonces, sería el secretario de Culto y Civilización, Nahuel Sotelo, un dirigente cercano al Vaticano y hombre de confianza tanto del asesor presidencial Santiago Caputo como de Karina Milei.
Además, avanzará en el cierre de todas aquellas embajadas y consulados ubicados en los países con los que el Estado no tenga un fuerte vínculo comercial. En su lugar, el Gobierno dejaría en esos sitios Agencias Nacionales, que servirán como organismo delegado de la Argentina, que continuarán con todas las tareas necesarias (trámites y asistencia a ciudadanos que se encuentren allí), pero con menos personal y financiamiento.
Todavía, sin embargo, no está definida la lista de los edificios que serán dados de baja y en la Casa Rosada insisten en que la misma será definida por el nuevo canciller una vez que asuma sus funciones.
Como principal argumento, la cúpula libertaria señala que, en la actualidad, “los embajadores cobran entre 15 y 20 mil dólares por mes, por lo que cada uno de ellos tiene un sueldo promedio de 20 mil dólares”, a pesar de que, a su entender, varios de ellos son prescindibles.
De hecho, otra de las medidas que se tomarían a la brevedad, y que saldrá por Decreto, es una reforma completa del sistema diplomático, que incluirá limitaciones en los gastos que los enviados pueden hacer en concepto de viajes, por ejemplo, además de una reducción salarial.