Referentes del Frente Renovador empiezan a ver con preocupación algunos “desórdenes” en el armado del partido y especialmente en la elección de dirigentes que se van sumando. La velocidad que le imprime Sergio Massa al proceso está provocando vértigo a varios.
Ayer, en reserva, se encontraron a almorzar un intendente de la Primera Sección, cuyo municipio podría calificarse del primer cordón del conurbano bonaerense, y un senador provincial, también de la Primera, que integra con bajo perfil el bloque massista.
Según pudo constatar NU, ambos dialogaron sobre la marcha del Frente y coincidieron en que el massismo puro y que viene junto batallando hace tiempo tiene que plantar bandera ante los últimos advenedizos.
En ese sentido, imaginan para el mes que viene o marzo, alguna manifestación en los medios o creación de una línea interna incluso, que exprese que no son todos lo mismo, siempre respaldando el liderazgo de Massa y su virtual candidatura presidencial.
Las dudas que tienen derivaron no sólo de la súbita incorporación de radicales, y especialmente la voluntad de sumar a todos los que quieran y vengan de la UCR, sino también a ciertas “caras viejas” que creen que son más piantavotos que otra cosa, según explicaron en sigilo.
Nombres como los del senador salteño Juan Carlos Romero, ex compañero de fórmula de Carlos Menem, despiertan algunas ampollas en el ala más progresista de los renovadores, que si bien no son mayoría, algunos de ellos pertenecen al núcleo duro que acompaña a Massa desde 2010.
Del almuerzo de ayer también surgieron otros nombres que podrían sumarse a esta estrategia de “marcar la cancha a los nuevos”, como la definió uno de los comensales, quienes individualmente ya comentaron su disconformidad con algunos visos del armado massista. Entre ellos habría una histórica diputada del peronismo y un ex funcionario y legislador que hoy actúa tras bambalinas.
Los primeros ruidos internos más constatables los había provocado en diciembre pasado lo que pretendió ser el lanzamiento del Frente Renovador porteño, encabezado por Alberto Fernández, que tuvo lugar en el hotel NH pero que luego, a pesar de los trascendidos mediáticos, se le trató de bajar el tono.
En esa oportunidad, el diputado y gremialista Héctor Daer había dejado trascender su disconformidad por no haber sido invitado y por sentirse ninguneado por el ex jefe de Gabinete, que junto a Alberto Iribarne y Daniel Arroyo buscan liderar el armado porteño.