En la exposición de presupuesto que hizo el ministro de Economía, Hernán Lorenzino, no hubo una sola referencia al problema inflacionario que devora el poder adquisitivo de los asalariados, los jubilados y los destinatarios de prestaciones sociales, aunque su protección fue definida en el discurso, como un pilar del modelo.
El aumento de la recaudación está en buena medida sostenido en el impuesto inflacionario y la supuesta mayor progresividad del sistema tributario de la que hizo alarde el Ministro, se vincula al retraso del mínimo no imponible de ganancias que ha hecho que, cada vez, lo tengan que pagar más trabajadores, mientras se sigue beneficiando a sectores concentrados de la economía.
El mito de la matriz diversificada se desvanece cuando se sigue apostando todo al derrame de un crecimiento económico basado en cosechas récord. Durante los últimos nueve años se hizo poco por generar cambios estructurales y la pobreza sigue afectando a más del 25 por ciento de la población de nuestro país.
Si como dijo Lorenzino, el Gobierno Nacional logró que los sectores vulnerables estén mejor, parece claro que lo que no logró es que dejen de ser vulnerables.