Con la misma receta no se pueden obtener resultados distintos. La nueva dirigencia de Nueva Chicago eligió pactar con los barras y con esa receta solo se obtiene violencia y muerte.
Fieles a la hipocresía del mundo del fútbol, los dirigentes hace menos de un mes usaron a un sector de los barras para ganar las elecciones, para pegar sus afiches y para festejar juntos el triunfo. Pero ahora dicen no conocerlos.
No se puede pactar con el diablo, ni con los delincuentes. ¿A quién se le ocurrió juntar en el polideportivo de Nueva Chicago, repleto de niños y jóvenes, a dos barras que ya habían andado a los tiros y que están más interesados en la plata que pueden llevarse que en los colores del club?. Con estos dirigentes que miran para otro lado, que alientan a la barra y que inmediatamente dicen desconocerla. Con esta policía que conoce a los barrabravas, que acompaña a la barra de “las Antenas” cada vez que juega Chicago, pero que fue incapaz de evitar que maten a fierrazos a un hincha a tres cuadras de la Comisaría 42, será imposible terminar con la violencia y con más muertes vinculadas al fútbol.
La muerte de Agustín Rodríguez pudo evitarse. Solo hacía falta coraje para no pactar con los barras.