Néstor nos provoca para que hagamos de la Revolución Inconclusa una Revolución equilibrada, posible y permanente
Las patas de los trabajadores en la fuente y en la Plaza de Mayo, es la imagen más hermosa del pueblo argentino: Perón, Evita, Néstor, están ahí. Nosotros seguiremos bregando por más.
Los largos años de la Resistencia generaron la etapa más importante de la afirmación de la identidad “peronista”. Los que después del “55” tomamos las banderas para llevarlas a la victoria, comenzábamos una “utopía” sin parangón en nuestra historia y en el mundo. No exclusiva, quizás tampoco comparable, distinta.
Me formé, nos formamos muchos, en una doctrina y militancia que tenía, entre otras verdades y definiciones, que éramos la historia, la lucha y la esperanza. Y, además, que nuestro objetivo de Revolución y Liberación era concretar y prolongar una obra magnífica: hacer que lo que nos dolía, una “Revolución Inconclusa”, se realizara.
Los 70 marcan fronteras que demuestran que nuestra formación, identidad, pertenencia y entregas, profundizaban el anhelo de una Argentina independiente, soberana y con justicia social. A pesar de lo duro de las contradicciones, la llama se mantenía y, para muchos, llevarla a destino era la gran meta. Contra viento y marea soñábamos con culminar con éxito nuestra “Revolución Inconclusa”.
El peronismo será revolucionario o no será. Lo mejor que tenemos es el pueblo. Solo el pueblo salvará al pueblo. El siglo a venir nos encontrará unidos o dominados.
Y se abrieron los cielos. Néstor, querido Néstor, tomaste las banderas y las llevaste hasta lo inimaginable: marcar lo posible ante dudas y conformismos denigrantes. En puntas de pie, casi en silencio, abriste de par en par las puertas de nuestras luchas e historias. Pasamos sin perder la lealtad a la dignidad, volvimos a usar la palabra esperanza.
Cuando todo era sombra, hiciste la luz. Con capacidad de conductor hiciste que fuéramos millones. La política volvió al centro del tablero. Y las convicciones y conducta se hicieron gobierno.
La fuerza de la historia: el peronismo demostró que la cultura argentina es un colectivo de un pueblo libre, igualitario y equilibrado. Como el peronismo, fuiste un equilibrio en continuo movimiento que supo entender su hoy y su momento. Con Néstor, nuevamente, nuestras bases filosóficas son contenido y visiones abarcadoras para entender al hombre, su trascendencia, al pueblo, a las sociedades y al mundo.
Con Néstor Carlos Kirchner nuestras fundamentaciones sociológicas hacen de la “tercera posición” nuevamente la piedra angular para entender las problemáticas y contradicciones propias, para saber mirar el mundo y sus conflictos, para actuar con decisión y soberanía. Néstor Carlos Kirchner es la continuidad de lo mejor que le pasó a mi generación y a los argentinos. Néstor es la superación de una historia que vuelve a marcar un nuevo momento histórico.
Perón, genio y gran conductor, que lo intuía pero no lo personalizó, dijo: “Mi único heredero es el pueblo”. Y la historia en el devenir de nuestras luchas hizo surgir de ese pueblo un nuevo referente, un nuevo cambio de época en la matriz de la cultura nacional y popular. El peronismo hoy es Kirchner, es decir, es Perón y Evita. Rompe marcas pero reafirma las raíces y la savia del árbol.
El “45” es una construcción de arriba hacia abajo, los “70” es de abajo hacia arriba. Néstor es ambas cosas: con un 22% de los votos, pero sabiendo que tiene el peso de la historia, baja al pueblo un Estado que tiene que ser recuperado y presente. Y además, consolida de abajo hacia arriba la organización de un Estado y gobierno basado en la democracia popular, sustentado por una sociedad de organizaciones libres.
Néstor Carlos Kirchner es gobierno, pero además, contestatario y rebelde del statu quo, las corporaciones y los mediocres. Y esto nos hace militantes y alegres. Néstor nos provoca para que vivamos, para que seamos “nosotros” y hagamos de la Revolución Inconclusa una Revolución equilibrada, posible y permanente.
Néstor es el “gracias” que sigue en la “fuerza” de Cristina. Y en dos hacedores que hacen que la herencia en el pueblo genere liderazgo, que nos meten en la historia revolucionaria en el mejor de los presentes y futuro para consolidar y ampliar el 17 de Octubre.
Las patas de los trabajadores en la fuente y en la Plaza de Mayo, es la imagen más hermosa del pueblo argentino: Perón, Evita, Néstor, están ahí. Nosotros seguiremos bregando por más.