“Mediatización, que idiotiza la razón” es una frase de “Mediotización”, el tema de Pampa Yakuza que pone de manifiesto la sesgada mirada, incluso falaz, de algunos medios en la actualidad sobre la realidad.
Al kirchnerismo –como a todos los gobiernos– siempre le preocupó lo que los medios decían o ignoraban de él. La batalla contra el Grupo Clarín fue y continúa siendo de las más duras que libró y que mayores satisfacciones y frustraciones le dio.
Salvo excepciones, los medios –a nivel local y nacional– parecen posicionarse en veredas opuestas, dependiendo de si son oficialistas u opositores. Las cosas son verdad o mentira depende de quien las publique, nunca según lo que pasó. Un retroceso importante desde el punto de vista informativo. Dicho de otra manera, por lo menos hay que comprar dos diarios en una época en que si es por ganas no se vende ni uno.
La editorial Perfil acudió a la Justicia por su reclamo sobre la publicidad oficial, que ya cuenta con un fallo de la Corte Suprema a su favor, pero que sigue sin resolverse. La empresa presentó un documento en el que compara las sumas que reciben sus productos periodísticos en contraste a otros pertenecientes a empresas afines al kirchnerismo. De todos modos, Fontevecchia siempre tiene un as en la manga. Y el diario Perfil lo demuestra aunque al parecer no pesque por ahora lo buscado. Ya llegará o ya llega de modo impecable, sin ruido.
Los interrogantes de la Ley de Medios serán abordados por Juan Manuel Abal Medina (secretario de Comunicación Pública), Gustavo López (subsecretario general de la Presidencia de la Nación) y Silvia Vázquez (presidenta de la Comisión de Comunicaciones e Informática de la Cámara de Diputados) cuando expongan la semana próxima en la Jefatura de Gabinete con motivo de los dos años de la sanción.
Si bien no hay lugar a duda de que el país y la profesión necesitaban una actualización en la regulación, lo que desde el oficialismo se planteó como una pelea contra las corporaciones y monopolios y un intento de democratización, obvió cuestionar a grupos afines al Gobierno que también concentran distintos medios; que cada grupo haga su negocio pero teme revisar, ya que algunas cosas bastardean la idea madre. Del mismo modo, las fuerzas opositoras, en especial el radicalismo, tuvieron su “interna” más en el coqueto directorio de Techint que entre sus afiliados. Todo ante la atenta mirada de Magnetto.
Las fisuras en el discurso oficial respecto a la llamada Ley de Medios continúan apareciendo, y la última surgió de la mano de Julio Piumato, secretario general de la Unión de Empleados de la Justicia de la Nación, quien tras la liberación del delegado ferroviario Rubén “Pollo” Sobrero y un informe del programa kirchnerista 6, 7, 8, fustigó vía Twitter: “Qué pena. 6, 7, 8 cayó en (la misma) lógica de los oligopolios mediáticos. Hablan de la CGT y de mí sin derecho a réplica. Dos años de la Ley de Medios para esto”. Para pensar dentro de la ya no tan sorda interna Gobierno-CGT.
Otra consecuencia que trajo la discusión sobre los medios fueron los cuestionamientos que se dieron entre periodistas, ya sea por su presente o en muchos casos sobre su pasado; aunque muchas veces se pasó del desenmascaramiento a la casi persecución. También se vislumbró una nueva categoría, que si bien trasciende a la ética del periodismo, se dio a conocer como periodismo militante. El mismo término con que se definió un periodista montonero combatiente, asesinado por la dictadura, como Rodolfo Walsh. Aunque, por supuesto, no es lo mismo.
En cuanto a la pata política que se desprende de todo lo sucedido, los integrantes de la oposición fueron quienes peor aprovecharon la posibilidad que la guerra kirchnerista contra los medios les presentó.
Envalentonados por el apoyo que todos los medios opositores les dieron, Ricardo Alfonsín, Lilita Carrió, Eduardo Duhalde y Hermes Binner se embarcaron en sus carreras presidenciales pero luego de los resultados de las elecciones primarias de agosto, el radical quedó en la nebulosa de sus pobres antecedentes, tanto desde los medios como desde sus propios aliados ocasionales. Al expresidente la imposibilidad de colocarse como primera opción al kirchnerismo le costó frenar sus ambiciones políticas ligado a un pasado imperfecto, al igual que Lilita, a quien se le abrió un sanguinario frente interno y éxodo dentro de su propia fuerza. El socialista, en cambio, pareció salir mejor parado, y es hoy el preferido de los medios opositores. Mauricio Macri parece ser ungido como el único opositor con posibilidades de disputar el poder real en 2015; y aunque cuatro años en la Argentina es demasiado, quien pega primero, lo hace dos veces. Mientras esto suceda, los gobernadores VIP del peronismo miden los tiempos y la economía para lanzarse.