El papel de los hombres en la Historia está sujeto a los procesos de los cuales ellos son resultado.
El gobierno de Néstor Kirchner es el primer gobierno de la experiencia democrática reciente que surge en el marco de un proceso de movilización popular y de cuestionamiento profundo al sistema político en su conjunto. En ese marco, su gobierno tuvo la capacidad de ser cause y canal de demandas populares muy sentidas. A saber: el avance de la política de derechos humanos, la renovación de la Corte Suprema de Justicia, el replanteo de la política hacia América Latina, el mantenimiento de un discurso que cuestionaba la experiencia de los ’90.
Mas allá de las profundas contradicciones de su gobierno en términos de cercenamiento o falta de apertura a los procesos de participación popular y de organización democrática de los trabajadores, cual hecho objetivo de haber mantenido y profundizado la política privatista de saqueo sobre los recursos naturales, hubo un conjunto de definiciones político institucionales que le dieron a su gobierno un lugar de privilegio en la historia política reciente. Lugar de privilegio que se consolida a partir de una muerte prematura e inesperada que incluso ocurre cuando el propio Néstor Kirchner había perdido una cuota importante del consenso que en su momento tuviera. Salvando las distancias, uno puede recordar el caso del militar que condujera la revolución peruana, Velazco Alvarado y que previo a ese papel en la historia del Perú, había tenido participación directa en la represión de la guerrilla peruana.
Los procesos sociales hacen de los hombres criaturas distintas en cada tiempo histórico. Quizás por eso Néstor Kirchner fue en términos nacionales un personaje muy diferente, casi antitético al que fue como gobernador de la provincia de Santa Cruz.