El ajustazo llegó a Aerolíneas Camporistas

El ajustazo llegó a Aerolíneas Camporistas


Pese al enorme déficit de 700.000.000 de dólares anuales que exhibe Aerolíneas Argentinas, su presidente, Mariano Recalde, sostenía que la empresa era rentable.

Las críticas se atribuían desde el gobierno a la maldad de los opositores, que, como se sabe, son todos "neoliberales", "destituyentes" y ahora "deslegitimantes", según los sesudos documentos de los intelectuales de Carta Abierta quienes, a falta de ideas para que el país se desarrolle, ofrecen en cambio una notable inventiva verbal.

Pero el lunes pasado hubo un giro brusco. En una conferencia de prensa, el Ministro de Planificación Federal, Julio de Vido, anunció que los resultados de la compañía "no son óptimos" -una forma elegante de encubrir que son pésimos- y que se analizaría recortar vuelos al exterior, que explican un 40% del déficit de Aerolíneas.

La primera reacción de la sociedad fue: "Ah, ¿había déficit? ¿Y era tan alto que de golpe y porrazo se cancelarán montones de rutas aéreas?".

Ante semejante ajustazo – ¡uno más en estas semanas de blanqueo oficial! – cabía esperar que el presidente de la empresa fuera relevado de su función, junto al nutrido grupo de jóvenes amigos camporistas que logró la hazaña de llevar las pérdidas de gestión que les fue confiada a extremos difíciles de empardar en el mundo.

Pero no. Recalde junior participaba también de la conferencia de prensa y hacía declaraciones como si fuera Mariano Rajoy, después de su contundente triunfo del pasado domingo en las elecciones españolas y en su primer día al frente del gobierno peninsular en medio de una crisis generada por otros.

Aerolíneas termina como tenía que terminar. La dirección de empresas aéreas es muy compleja y requiere capacidades y experiencia en el negocio que ninguno de los militantes de La Cámpora acredita ni remotamente.

Para colmo, no publican los balances de la compañía, lo que impide saber en qué rubros especialmente se alimentan los agujeros negros de tan colosal déficit. Se sospecha que los sueldos de Recalde y su alegre estudiantina son altísimos, inversamente proporcionales a los resultados de su gestión.
Esos catastróficos números los pagamos todos los argentinos, con inflación y con falta de atención de necesidades básicas de una población en la que los niveles de indigencia son escandalosamente importantes luego de casi una década de crecimiento económico debido a factores externos.

Un reciente informe del Observatorio de la Deuda Social Argentina patentiza en números los niveles de pauperrimidad de nuestro país, al señalar que el 34,9 % de los 12.800.000 que habitan en el área metropolitana de Buenos Aires ( espacio geográfico compuesto por la Ciudad Autónoma y los 30 municipios que conforman el conurbano bonaerense) se encuentra bajo la línea de pobreza; o sea, se trata de 4.467.000 personas que integran hogares en los cuales el ingreso familiar no alcanza a los $ 2.150 mensuales.

Dato, por cierto, lacerante que surge con toda su crudeza de una muestra realizada en el último trimestre de 2010, abarcativo de 1722 hogares de un área cuya superficie es de 2590 kilómetros cuadrados y que concentra al 32 % de la población, produciendo el 40 % del PBI nacional.

Ellos también han contribuido a subsidiar, directa o indirectamente, a los 3.200.000 usuarios que la compañía aérea nacional transportó por todo el planeta.

Ahora los funcionarios del gobierno deben anunciar el ajuste, aunque les duela la palabra y la escondan. ¿Lo harán realmente? ¿Pondrán la empresa en manos idóneas? ¿Cómo lidiarán con los múltiples sindicatos que no son nenes de pecho y se resistirán a cualquier racionalización?

La presidente obtuvo un alto capital político el 23 de octubre, que debe jugar con rapidez e inteligencia. Si se toma en serio las bobadas de Carta Abierta o de 6-7-8, es difícil que esté en condiciones de enfrentar un desafío tan grande. Anhelamos que no sea así.

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