Y finalmente llegó el día. Esta agencia lo cubrió con 15 periodistas entre nuestra redacción y en la calle (los bunkers, los distintos barrios, las villas, el observatorio) con más de 50 despachos en el día, como los tenemos acostumbrados para que nada quede sin informar. De la manera más plural y completa.
La ventaja que llevaba el PRO a su competidor natural, el Frente para la Victoria oscilaba los días previos entre los 10 y los 14 puntos, depende la fuente a la que se consultara, siempre proveniente de ámbitos políticos. Es por ello que dos porotos fuertes se llevan en esta ocasión los encuestadores de Poliarquía que –más allá de los titulares del diario La Nación- acertaron de manera casi exacta, y también el ecuatoriano Jaime Durán Barba que presentaba el viernes unos resultados casi idénticos a los que se dieron 48 horas más tarde.
Los guarismos que fueron demoledores a favor del oficialismo porteño –casi 20 puntos de diferencia sobre Filmus– encuentran su explicación en que fue más importante para el electorado local frenar el avance global del kirchnerismo en el distrito que castigar una gestión bastante opaca del gobierno. Contribuyeron algunas situaciones como las originadas por el caso Schoklender que lógicamente influyeron negativamente en la estrategia trazada por los K. Mauricio Macri terminó noqueando en primera vuelta a un adversario que, sin embargo, ya aseguró que irá por la revancha dentro de veintiún días.
Se podría decir que la estrategia de planchar la campaña que ideó el equipo de ingeniero demostró ser absolutamente eficaz. No sólo se posicionó Macri como un alternativa potenciadora para otros objetivos nacionales sino que se consolidó en la Ciudad aumentando su piso en alrededor de un dos por ciento, a pesar del efecto desgastador de la gestión. Es cierto que también Filmus llegó a su techo, pero en una campaña de polarización absoluta no pudo engrosar en más de cuatro puntos su cosecha del año 2007. Y todavía falta el ballottage, que seguramente significará otro golpe más a un candidato que definitivamente no es bien querido en este distrito. En dos duelos en cuatro años le sacaron 43 puntos, no existe paridad ni capacidad ni motivos para que siga.
Fue Filmus el que planteó más allá de la idoneidad de sus equipos técnicos el tema del debate como clave en su campaña para remontar la diefrencia. Un error importante en la medida que en TN, el canal en el cual el senador habitualmente aparecía, súbitamente no asistió al debate, y quedó demasiado expuesto que no lo dejaron ir desde la Rosada. Ese debate del debate fue, tras el caso Schoklender, el segundo traspié de la estrategia K, cambiante desde la pobre intervención de Fernando Braga Menéndez hasta la recuperación del candidato por parte de Enrique “Pepe” Albistur en el tramo final.
Un párrafo aparte para los resultados obtenidos por algunos políticos de nombre, tal el caso de Jorge Telerman, María Eugenia Estenssoro como apéndice de Elisa Carrió –que festejó el triunfo de Macri–, Ricardo López Murphy o Luis Zamora, todos ellos con buenos resultados en su historial pero defeccionando de mala manera en la tarde de este domingo, al punto tal que se les hará muy cuesta arriba el volver a los primeros planos. Al igual que Aníbal Ibarra, que ni siquiera logró con su nivel de conocimiento el voto confusión que lo mostraba como la nave insignia del FPV. Terminó unas décimas arriba de Gabriela Cerruti, quien sí logró apoderarse del voto de Confusio. El gran ganador de esa interna abierta fue el líder de la Cámpora Capital, el legislador Juan Cabandié. El PJ de Juan Manuel Olmos también salvó la ropa al superar claramente a sus aliados.
“Pino” Solanas no tiene ni proyecto local ni nacional, por eso el voto por su persona crece (como en 2009) o decrece con facilidad. Es un candidato de medio término, cuando las responsabilidades amenguan, y personalmente llegando al ocaso político. La izquierda también obtuvo un rotundo fracaso en estas elecciones, no alcanzando entre sus candidatos más del 2,5% del electorado, una minoría universitaria y sectaria. Ni hablemos del nacionalista Alejandro Biondini, con su 0,2%.
Casi uno de cada dos porteños votó a Macri. Hay un inútil ballottage en tres semanas. La Ciudad puso caliente a la Nación, aunque el ámbito conservador que hoy benefició a Macri, en octubre tal vez se incline por Cristina Fernández por la misma razón. Otros distritos dirán presente en este tramo.
Acá la historia está echada. A pesar (o por desgracia a tavés de) los globitos, ganó Macri por paliza.
La segunda vuelta no tiene ningún sentido desde el punto de vista político y por supuesto que no alterará nada. Se realizará únicamente por la necesidad del Filmus de borrar la imagen apabullante que sufrió este domingo. Si el sentido común fuera la guía de los actos de la política, la Ciudad debería frenar su apetito electoral y tanto el oficialismo como la oposición deberían ponerse a trabajar ya en el sentido del mandato que nítidamente ya expresó la sociedad porteña.